Nuestra Señora del Rosario de Pompeya

Esta devoción data del año 1875. En aquel año un pecador desconsolado –un abogado llamado Bartolo Longo– caminaba por el Valle de Pompeya, cerca de Nápoles, en busca de paz para su alma angustiada.

De repente una voz interior le habló: “Si quieres encontrar la paz, difunde la devoción al Rosario, porque éste es el camino de la salvación segura”. Bartolo, tocado por la gracia, resolvió en ese momento obedecer ese consejo.

Creció el número de personas que participaban cada tarde en el rezo público del Rosario que él promovía, y fue a Nápoles en busca de una imagen adecuada de Nuestra Señora para alimentar el entusiasmo. Allí providencialmente encontró y compró un hermoso cuadro que representa a la Virgen del Rosario con Santo Domingo y Santa Catalina.

Lo consagró en una capilla de ese Valle y la devoción al Rosario creció allí y en las regiones aledañas. Los milagros se multiplicaron en la pequeña capilla y miles de peregrinos se acercaron para tocar y rezar ante la imagen de Nuestra Señora de Pompeya.

Con el paso de los años se construyó un gran santuario y el Valle pasó a llamarse Metrópoli del Rosario y la advocación a la Virgen como Nuestra Señora de Pompeya se extendió por el mundo.

Fuente: traditioninaction.org/