Este mes se cumple un año de la reapertura de la frontera entre Colombia y Venezuela tras la reanudación de relaciones desde la llegada de Gustavo Petro a la Casa de Nariño, que sin perder tiempo convirtió al dictador Nicolás Maduro en su principal aliado. Tres viajes a Caracas y un encuentro en el puente internacional Atanasio Girardot, también conocido como Tienditas, sellaron una amistad que ha generado más beneficios políticos que económicos. Las cifras del intercambio comercial en lo que va de año así lo confirman.
Pese al esfuerzo por impulsar las negociaciones, ninguno de los dos países ha cosechado frutos. Lejos de mostrar un incremento, las exportaciones de Colombia a Venezuela han bajado de 632 millones de dólares entre enero y julio de 2022 a 359 millones durante el mismo periodo de 2023, lo que equivale a una caída de 43,2 %, según la más reciente actualización publicada por el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) de Colombia.
De igual manera ocurre con las importaciones. De 108 millones de dólares entre enero y junio del año pasado la cifra se ha reducido a 81 millones en el mismo periodo del año en curso, es decir, 25 % menos. La contracción se observa en casi todos los productos que Bogotá compra regularmente a Caracas.
La importación de productos químicos venezolanos ha bajado de 10,7 millones de dólares a 6,7 millones. En cuanto a aluminios y sus manufacturas la disminución ha sido de 10,1 millones a 2,2 millones. Los productos químicos inorgánicos se redujeron de 3,1 millones a 1,1 millones. Y la compra de abono simplemente desapareció este año, cuando en 2022 la negociación por este producto había sido de 36,2 millones.
Una meta muy difícil de alcanzar
Durante el encuentro entre Petro y Maduro en el puente internacional Tienditas se firmó un convenio en el que se fijaron como meta alcanzar este año los 1.800 millones de dólares en operaciones comerciales, lo que multiplicaría por ocho los 222 millones de dólares de 2020, cuando se registró la cifra más baja de la relación bilateral. Sin embargo, la meta de 1.800 millones fijada para 2023 sigue estando muy por debajo del récord de 7.000 millones alcanzado en 2008 y a mitad de año la cifra parece difícil de alcanzar, pues el intercambio comercial aún no llega a 500 millones.
El beneficio para ambos hasta el momento ha sido meramente político. Por un lado, Maduro prestó a Caracas como sede para los diálogos de paz entre el Gobierno de Gustavo Petro y la narcoguerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN). Por el otro, el mandatario colombiano alojó en abril la Cumbre Internacional sobre el Proceso Político en Venezuela con la mira puesta en el levantamiento de sanciones a la dictadura, encuentro en el que además se le impidió la participación al opositor Juan Guaidó y terminó siendo deportado a Estados Unidos.
Fuente: Panampost
