Ablación cultural a Colombia (Carta abierta de la sociedad civil)

A las autoridades religiosas, los señores Obispos, la Conferencia
Episcopal de Colombia, al Gobierno Nacional (saliente y entrante) y a la
Corte Constitucional.

Los abajo firmantes, miembros de la sociedad civil, expresamos
nuestra preocupación por el nuevo rumbo que se está dando a Colombia,
haciendo una mutilación radical de la cultura cristiana que surgió en la
época Colonial la cual ya tiene casi 500 años, y especialmente desde
cuándo San Luis Bertran, patrono de Colombia, desembarcó en Cartagena
de Indias en septiembre del año 1562. Nos preocupa la Revolución Cultural
que en esencia propone la idolatría explicita y formal como una auténtica
opción religiosa, en un momento en que graves fenómenos internacionales
están sucediendo, como es el colapso de los estados la invasión militar de
países y el peligro del estallido de una III Guerra Mundial, que según el
papa Francisco ya comenzó. Fundamentamos nuestra preocupación en una
noticia de Caracol Radio / Política, del 12 de julio pasado, elaborada por
Lizeth Suesca, que dice:

A través de una circular que está firmada por la Consejería
Presidencial para las Comunicaciones, recuerda que aunque los
funcionarios públicos pueden practicar su culto o religión, no les está
permitido vincular sus manifestaciones de fe a la institución que
representan. Las autoridades públicas no pueden consagrar el país a
determinado credo o figura religiosa mediante ningún tipo de acto…
Procede dicha Consejería Presidencial a recordar los lineamientos
dados por la Corte Constitucional en la sentencia T-124/21, del 4 de mayo
de 2021, en la cual se le prohíbe a la doctora Martha Lucia Ramírez, actual
vicepresidente y canciller de la República, volver a invocar en twitter la
protección para Colombia de Nuestra Señora de Fátima, debido a que ella
utilizó las siguientes palabras:

Consagramos nuestro país a nuestra señora de Fátima elevando
plegarias por Colombia para que nos ayude a frenar el avance de
esta pandemia y que Dios mitigue el sufrimiento de los enfermos, el
dolor de los que perdieron seres amados y nos permita repotenciar
nuestra economía para generar millones de empleos que acaben con
la pobreza. (Ver sentencia).

El 5 noviembre de 2021, el Congreso Católicos y Vida Pública, titulado
Corrección política: libertades en peligro, que en esta ocasión fue
organizado por la Fundación Universitaria San Pablo CEU, con sede en
España, en asocio con la Universidad CEU Cardenal Herrera – Campus
Alfara del Patriarca, y donde además participaron instituciones de talla

mundial como la Red Alfa de Investigación para el establecimiento de
Programas para la Enseñanza Conjunta de la Bioética, la Federación
Internacional de Universidades Católicas – IFCU, la Organización de
Universidades Católicas de América Latina y el Caribe (ODUCAL), contando
además con la participación del arzobispo de Burgos, Mario Iceta, el
arzobispo de Los Ángeles y presidente de la Conferencia Episcopal de los
Estados Unidos, Monseñor doctor José Horacio Gómez.
En dicho evento el presidente del episcopado estadounidense realizó
un detallado análisis del contexto del movimiento global de secularización
y descristianización. Hizo una interpretación espiritual de los nuevos
movimientos de justicia social y de identidad política en Estados Unidos y
América Latina y sugirió algunas prioridades evangélicas para la Iglesia y
especialmente para las universidades y demás entornos educativos,
señalando que:

Es importante que la Iglesia comprenda y enfoque estos nuevos
movimientos, no en términos sociales o políticos, sino como
peligrosos sustitutos de la verdadera religión. Al negar a Dios, estos
nuevos movimientos han perdido la verdad sobre la persona
humana.

El señor Arzobispo de los Ángeles, se expresó así al final de dicho
Congreso: “La pérdida del concepto de persona explica su extremismo y su
duro, intransigente e implacable enfoque de la política”.
Hemos visto como de forma reiterativa a lo largo de la campaña
política por la presidencia de Colombia, se realizaron celebraciones y
convocatorias en pueblos y ciudades organizando rituales a la Pachamama,
que es una deidad basada en una visión de las nacionalidades y pueblos,
donde se entiende la adoración a su tótem como la madre total origen de
la vida, dentro de la cual se relacionan todos los seres. Por lo tanto, la
Pachamama viene a ser “la madre que tiene vida, sentimientos y es
caprichosa”, afirman los idolatras. Indudablemente esto se conjuga con la
insistencia de la Corte Constitucional de Colombia, de conferirle a la
naturaleza animal, vegetal y mineral la condición legal de persona y en
materia de salud equiparar chamanes con los profesionales de la medicina
formados en los claustros universitarios.

No entendemos que a una Vicepresidente en funciones se le fustigue
por hacer referencia a la Santísima Virgen de Fátima, mientras que de otro
lado a quien está elegida para ocupar ese mismo cargo, se le elogie por
haber realizado públicamente rituales a la Pachamama, por haberse
declarado perteneciente a los cultos afrobrasileños Bantú basados en el
dominio de los poderes ocultos de la naturaleza, que ha organizado
oratorios idolátricos en las sedes de su campaña que son lugares abiertos
al público y ha declarado pertenecer al movimiento internacional feminista
radical: “las nadies, soy persona por lo que somos”.

El hoy presidente electo y ahora transformado en figura mundial, se
declara públicamente como perteneciente a la religión sincrética
materialista comunista de la Teología de la Liberación. El 17 de junio de
2018, cuando perdió las elecciones, declaró: «siempre me han gustado
los saltos al vacío, porque el que salta al vacío atraído por lo que
no sabe que hay, siempre tiene la posibilidad de salir como un
guerrero victorioso.» No deja de ser preocupante que se pretenda
cercenar la cultura cristiana desarrollada a través de cinco siglos, que es lo
que da estabilidad a la nación, metiendo a todos los ciudadanos por un
camino nebuloso rumbo al satanismo idolátrico cultural. Nos preguntamos
si vale la pena arriesgar al país de esa manera tan imprudente, causando
un daño profundo a la cultura cristiana que es la única verdadera y origen
de la civilización por excelencia, aprovechando la coyuntura de la
incertidumbre internacional, sumada a los efectos del aturdimiento moral y
transbordo ideológico que produce la maliciosa guerra psicológica a la cual
ha sido sometida opinión pública colombiana.
La nueva Ministra de Cultura Patricia Ariza, ha declarado al diario El
País, de España:

Yo creo que el cambio social también es un cambio cultural,
porque la cultura tiene que ver con los modos de ser, de hacer, de
pensar de las personas… Usted mira la estatuaria bogotana y casi
todos son hombres. ¿Dónde están los indígenas o los líderes afro?
Solamente hay un tipo de estatuas, blancas, de los conquistadores.
Eso ofende a la cultura de todas estas personas. A mí me ofende
también. Quiero otras estatuas en Colombia, otros patrimonios…
Para finalizar, resaltamos que en un intento por seguir victimizando la
persona y la familia colombiana, el Congreso de la Pornografía Webcam
más destacado en Latinoamérica, después que fuera rechazado en las
ciudades de Cartagena y Barranquilla, fue aprobado para ser realizado en
la ciudad de Cali, a partir del próximo 23 de julio.

Por todo lo anterior solicitamos de forma pacífica, legal y respetuosa a
las autoridades religiosas, los señores obispos, a la Conferencia Episcopal,
al Gobierno Nacional, saliente y entrante, y a la Corte Constitucional, una
aclaración pública donde se explique al país cuál es el rumbo que se le
piensa dar a Colombia y como se garantiza la estabilidad desechando las
bases sólidas sobre las que descansa la cultura de la nación que le
confieren identidad y estabilidad. Y cuál es el marco en materia religiosa,
de educación familiar y de desarrollo cultural, sobre el que se propone esta
Revolución y salto al vacío, una vez que todo lo anterior nos lleva a
comprender que estamos frente al peligro de una persecución religiosa y
cultural educada.

Bogotá, DC., 20 de julio de 2022, fiesta de San Elías profeta