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Analista asegura que varios países le pedirán cuentas a China

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Foto: Reuters

Nicolás de Pedro, académico del Institute for Statecraft de Londres, analiza cómo se pueden mover las fichas en el tablero internacional de la era COVID-19. Predice una época de fragmentación y tiempos difíciles para China, por mucho que la potencia asiática parezca estar saliendo antes de la crisis.

P.- ¿Qué tendencias ve en las relaciones internacionales?

R.- La crisis va a dejar en un lugar débil a la Unión Europea, que no tiene que ver con la respuesta real sino con la percepción de la respuesta. La opinión pública europea cree que no ha reaccionado con suficiente rapidez, energía, recursos y efectividad, y eso va a pesar mucho. La Unión Europea va a sufrir bastante como resultado de esta crisis.

En cuanto a China, ahora muchos anticipan su triunfo como una potencia que va a salir beneficiada, pero yo no lo veo tan claro porque creo que va a haber dos movimientos muy fuertes. Uno de desenganche de dependencia respecto a China en algunos sectores con la recuperación de determinadas industrias, aunque sea para la creación de reservas estratégicas de materiales sanitarios básicos que hemos descubierto que no teníamos. Y se va a reforzar la tendencia que ya veíamos de la administración Trump de una política más de confrontación en el ámbito comercial con China. Más países van a asumir que esa política de la Casa Blanca es la que hay que seguir, al menos países del ámbito de influencia de Estados Unidos.

P.- ¿Entonces China será la principal perjudicada?

R.- China está siendo bastante hábil en moldear un relato de éxito de su gestión de la crisis del coronavirus y de su acción benévola, magnánima y generosa con otros países, pero eso todavía es un partido que está por jugarse. A medida que los países dejen de estar en “shock”, lidiando con lo inmediato de salvar vidas y que no se colapse el sistema sanitario, muchos países y sectores van a pedir cuentas de cuál ha sido esa gestión del Gobierno chino.

P.- ¿Va a haber ganadores y perdedores de la crisis?

R.- En esta crisis nadie va a salir más fuerte, todas las grandes potencias van a afrontar dificultades, tensiones y dilemas. La clave es quién se adaptará mejor y más rápido al nuevo entorno estratégico. Y ese entorno va a estar caracterizado muy probablemente por la fragmentación, y seguro por la incertidumbre, la volatilidad y la competición entre grandes potencias. La crisis del coronavirus va a actuar como catalizador de tendencias que ya estaban ahí y que ahora vamos a ver con mucha más crudeza, virulencia y nitidez.

P.- La administración Trump ha suspendido su aportación a la OMS e insiste en el término “virus chino”. ¿Es una actitud inteligente en un problema global?

R.- Trump, a pesar de lo que se cree, no ha sido tan disruptivo en cuanto al contenido de las políticas. En el tono, por supuesto que sí. Con Obama ya era bastante visible este deseo de Estados Unidos de reducir la carga de su proyección en el mundo, viendo que no le garantiza tantos beneficios como en décadas precedentes. Están en un proceso muy profundo de replanteamiento de cómo tiene que ser su posición en el mundo. Lo que sí ha incorporado es una posición mucho más de confrontación con China. Aunque esté en una fase de cierto repliegue, sí que va a poder articular un liderazgo en esta cuestión que antes del estallido del virus no hubiera podido hacer.

P.- ¿Cree que alguna nación pueda salir inesperadamente reforzada de la pandemia?

R.- Se me ocurre Taiwán. Junto con Corea del Sur y Japón ha sido muy eficaz en prevenir la expansión del virus. Y las suspicacias que va a haber respecto a China van a facilitar la vida a Taiwán internacionalmente. También puede provocar que China sea más agresiva hacia Taiwán, pero creo que aquí va a encontrar bastantes oportunidades que hace unos meses no tenía.

P.- ¿Cómo debería reaccionar el mundo ante esta crisis?

R.- En un mundo ideal la cooperación y multilateralismo es la receta. Es un problema de naturaleza transnacional, el virus viaja. Podemos cerrar las fronteras pero las economías están globalizadas, no somos autosuficientes en todo, y hay problemas que, como el calentamiento global, requieren de soluciones multilaterales. EFE

 

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