Carta al Papa: jóvenes católicos cubanos denuncian obispos cómplices de la opresión comunista
Circula de mano en mano entre católicos cubanos una carta que cinco valientes jóvenes de grupos parroquiales de la isla hicieron llegar en mayo al Papa Francisco, a través de familiares del líder opositor Oswaldo Payá. En lenguaje respetuoso, pero incisivo, denuncian lo que desde hace años es vox populi en la isla: la complicidad de miembros de la Jerarquía eclesiástica cubana con la opresión comunista.
Declarando que no pueden más acallar el clamor de sus conciencias, los jóvenes exponen al Santo Padre que “algunos obispos cubanos rodeados de laicos pro-oficialistas” actúan para “legitimar al gobierno” comunista, y obtener así “más votos de confianza” para un régimen que carga un siniestro historial de “55 años de desgobierno y un país devastado”.
Conducta cómplice de obispos “perpetúa la opresión” comunista
Señalan también que esos obispos muestran una “omisión cómplice” frente a “las diarias violaciones a los derechos humanos y las acciones represivas despóticas e impunes de la Seguridad del Estado contra la oposición pacífica”, mientras se aplican a “mendigar tímidas reformas sin transparencia y así poder nadar en todas las aguas, en la indefinición”; y todo ello en un “lenguaje confuso que decora y maquilla para no llamar claras realidades por su nombre, y aun así auto-presentarse como auténticos practicantes del diálogo”.
Afirman que desde el Palacio Apostólico de La Habana se maneja una política “de coqueteos e intercambio de guiños, de la peor diplomacia consistente en sacrificar la integridad de la verdad” y en establecer “prácticas excluyentes de la Iglesia”, mediante “pactos tácitos o explícitos, que marcan su relación actual con el Estado”, siguiendo la línea trazada “durante décadas” por el cuestionado cardenal Ortega.
El único efecto de esa política, agregan, ha sido “perpetuar la opresión”: porque a cambio de “recuperar espacios e inmuebles para la misión”, los obispos predican una verdad mutilada, “un seudo-Evangelio privado de su contenido moral y social más iluminador para nuestro pueblo, por ser considerado demasiado ’subversivo’ contra el orden establecido” [1]. Aqui la carta toca un punto crucial, ya levantado hace 50 años por Plinio Corrêa de Oliveira en su ensayo La libertad de la Iglesia en el Estado comunista.


[1] Texto completo de la carta en: www.religionenlibertad.com/articulo.asp?idarticulo=37032 [2] Carta de la Sagrada Congregación de Seminarios y Universidades, 2 de diciembre de 1964. Firman Giuseppe Cardenal Pizzardo, Prefecto, y Monseñor Dino Staffa, Arzobispo de Cesarea, Secretario. [3] La Iglesia del Silencio en Chile – La TFP proclama la verdad entera, Sociedad Chilena de Defensa de la Tradición, Familia y Propiedad, Santiago, 3a edición, marzo de 1976, pp. 386-390. [4] Parroquias San Francisco de Paula, Salvador del Mundo, Siervas de María y capilla Jesús María.]]>