El expresidente de Estados Unidos se acogió a la Quinta Enmienda para no tener que responder a las preguntas de la fiscal general de Nueva York, Letitia James, que dirige una investigación civil sobre los negocios inmobiliarios de la Organización Trump. El magnate asegura que la investigación, igual que sus otros líos judiciales, son parte de una persecución política.
Un Trump normalmente ruidoso decidió quedarse en silencio este miércoles 10 de agosto frente a Letitia James, fiscal general de Nueva York. El expresidente decidió acogerse a la Quinta Enmienda, que establece que no se puede obligar a nadie a declarar contra sí mismo, para evitar el interrogatorio sobre su negocio familiar, la Organización Trump.
«Una vez pregunté, ‘si eres inocente, ¿para qué acogerte a la Quinta enmienda?’ Ahora ya sé la respuesta. Cuando toda tu familia, tu compañía y todas las personas de tu entorno se han convertido en objetivos de una caza de brujas políticamente motivada y sin fundamentos apoyada por abogados, fiscales y los medios de noticias falsas, no te queda opción».
Así justificaba su decisión Donald Trump en un largo comunicado dedicado principalmente a desprestigiar a James, a quien llama una «política fallida» que basa su carrera en «los maliciosos ataques» contra el expresidente y su compañía.
La investigación de James, que empezó hace tres años, gira alrededor de los negocios inmobiliarios del empresario y político. La Fiscalía defiende que la Organización Trump infló los valores de algunas de sus propiedades, como edificios y campos de golf, para obtener mejores préstamos y reducciones favorables de impuestos.
Dos de los hijos de Trump, Donald Jr. e Ivanka, que sirvió como consejera superior de la Casa Blanca durante el mandato de su progenitor, también son investigados en la misma causa.
El expresidente intentó evitar el proceso judicial con una denuncia contra la fiscal James que no prosperó.
Una irrupción sin precedentes en Mar-a-Lago
Este nuevo revuelo judicial llega solo dos días después de otro gran escándalo: el registro del FBI de Mar-a-Lago, la mansión en Florida de Trump.
La agencia de inteligencia estadounidense incautó «material sensible» que se cree son documentos clasificados que el político, como expresidente, está obligado a entregar a los Archivos Nacionales del Capitolio.