Ambientes costumbres y civilizaciones
Los tres Reyes Magos y algunos pastores
La Providencia quiso que el niño Jesús recibiera la visita de tres sabios – que según una venerable tradición eran también reyes – y de algunos pastores. Precisamente los dos extremos de la escala humana de valores. Porque el rey está por derecho en el ápice del prestigio social, de la autoridad política y del poder económico, y el sabio es la máxima expresión de la capacidad intelectual. En la escala de valores el pastor se encuentra, en términos de prestigio, poder y ciencia, en el grado mínimo, en la planta baja. Pero la gracia divina, que llamó a los Reyes Magos hasta el pesebre desde el fondo de sus países lejanos, también llamó a los pastores desde el fondo de su ignorancia. La gracia no hace nada equivocado o incompleto. Si ella los llamó y les mostró cómo ir, les abrá enseñado también cómo presentarse ante el Hijo de Dios. ¿Y cómo lo hicieron? Del modo característico que eran. Los pastores fueron allí al frente de sus ganados, sin pasar antes por Belén para una “toilette” que ocultara su condición humilde. Los Reyes Magos se presentaron con sus tesoros – oro, incienso y mirra -, sin tratar de ocultar su grandeza que desentonaba del medio ambiente sumamente humilde en que se encontraba el Divino Infante.
La piedad cristiana, expresada en una iconografía abundantíssima, entendió durante siglos, y aún lo hace, que los Reyes Magos fueron a la cueva con todas sus insignias. Esto significa que junto a la cuna cada uno se debe presentar tal como es, sin disfraces ni atenuantes. Porque hay lugar para todos, grandes y pequeños, fuertes y débiles, sabios e ignorantes. Se trata de que cada uno, se conozca a sí mismo, para saber dónde colocarse al lado de Jesús.
Fuente: Extractos de un artículo del profesor. Plinio Corrêa de Oliveira, Catolicismo, diciembre/1955 publicado por http://www.accionfamilia.org/
Sin Navidad esta Navidad
Ya lo enunciábamos hace algunos años: las fuerzas de izquierda son ateas, el comunismo es materialista, “Fuente de todos los males”,“secta pestífera” ésta sí, y fue condenada con mucha claridaad por el Papa Leon XIII.
Fue metódico su trabajo, el objetivo acabar con las festividades de Navidad, unirse para ello a la midia ingenua y parcial, pero también malévola. Y lo han logrado. De ser las navidades más alegres dentro de gran número de ciudades pasaron a ser las más desoladas y tristes.
Qué maravilla era nuestra Navidad en Bogotá, cuando había cultura y nos entendíamos bien.
Comenzaban las festividades el 7 de diciembre visperas de la conmemoración en que fue proclamado el dogma de la Inmaculada Concepción. Su bandera, velitas en las ciudades, en el campo fogatas que se veían por doquier para conmemorar a la Santísima Virgen y manifestar con ello la alegría por la luz que este dogma trajo a la cristiandad.
“Es un dogma y no lo podremos acabar” se escucharía desde los abismos La estrategia de satán fue entonces, ¡acabemos pues todos sus ceremoniales…! y la verdad lo han conseguido.
Ir con la familia al campo a buscar flores quitches, lama, ramas, pinos para hacer el pesebre lo cual se conformaba como una institución de entretenimiento. Ver solamente a los niños cómo se alegraban encontrando belleza en esta labor constructiva. Dando rienda suelta a su inocencia para colocar casitas, ovejas, camellos, lavanderas y pastores.
El 16 se iniciaba entonces las novenas que comnenzaban con el rezo del santo rosario, …”Benignísmo Dios de infinita caridad que tanto amasteis a los hombres…” comenzaban a aparecer las ternuras de los niños.
Reuniones festivas se ocasionaban y como que competían para hacerla mejor entre las diferentes familias y con lo cual se unían mucho más cada día de la novena.
Los aguinaldos eran juegos entretenidos y salerosos en los que se apostaban regalos que serían colocados en el árbol, éste naturalmente de pino, que a los pocos se cubría de bombitas de colores. Eran, al Sí y al No, a la pajita en boca, a no pisar quicio, a la palmada en la espalda, o al grito a media noche…
Ya por la época habían radiolas y tocadiscos de acetatos y un miembro de la familia era designado para comprar en el “Bambuco” por ejemplo y que giraban mientras era el momento de la cena o de las tapas criollas, buñuelos y natillas.
Una guitarra un tiple, unos cascabeles, tamborcillos castañuelas, campanillas, maracas, giros, hacían la melodia para tamborilear los gozos de la novena…
Ven a nuestra almas ven no tardes tanto y seguía un folclor de variados villancicos.
En el jardín era la hora de las estrellitas de Navidad pólvora para niños y para adultos, los voladores no fataban, en pequeñas cantidades pues se guardaba al menos una gruesa para el 24 y el 31.Muchos recordamos el espectáculo que desde las laderas de Monserrate se veía y se escuchaba pues de cada casa salían voladores y cuyas luces por millares jugaban con la leve humareda que se levantaba por entre el alumbrado citadino.
Es más, mientras en Sidney, Tokio, Londrés,Taipey y las grandes capitales,hay un derroche de polvora y fuegos artificiales para admiración del mundo, aquí en Bogotá, ni siquiera eso lo han permitido, presumiblemente para no gastar el dinero del pueblo pues se necesita para señalizaciones viales inutiles o semáforos sexados. (Unas luces de cruce peatonal de hombres y otras mujeres).
En el campo se jugaba a la vaca loca que era como un preámbulo cuando se quemaba el año viejo. Envoltorio de un muñeco de pólvora asemejado al demonio o alguna caricatura de quien se consideraba lo representaba. Tal vez algún político. Fidel Castro muchas veces o por sugerir a otro, Raimundo Emiliani protagonista al haber acabado con las fiestas religiosas en Colombia y haberlas convertido de una conquista, de los santos Reyes Magos por ejemplo, y volverlas conquista social y laboral.
¿Como pues ese demonio que era quemado no iria a confabular para acabar con la Navidad? He aquí la prueba.
Consiguió secuaces, lo hizo moda en los medios de comunicación y decretando leyes; lo lograron.
Las calles principales eran verdaderas bóvedas de luces, los parques se llenaban de árboles de Navidad, los ventanales de casas y edificios eran luces de colores, había competencia de pesebres. Todo lo cual servía para quienes preferían caminar y admirar tan bellos arreglos. Todo se acabó.
Bogotá 2021 se convirtió en apagado sepulcro. Sepulcro con sus terribles atracos azonadas, caos vehicular. Sepulcro sí, de la santa Navidad.
Ya no llegan los Reyes Magos, como todos los años, precisamente el día 6 y no en fecha desvariada como la de ley Emiliani.
Ellos ya no encuentran pesebres, ya no encuentran carruajes que los traen y estos sin campanas ni adornos, ni traen regalos pero sobretodo ya no encuentran ni Fe ni alegría.
Saeta