Historia
Galileo y el rigor científico vaticano
Una de las cosas que le reclaman a la Iglesia es el caso de Galileo. Dicen que la Iglesia se opuso a Galileo por oponerse a la ciencia. Esto es otra leyenda negra.
Por empezar, Copérnico era un católico canónigo polaco. Por lo tanto, la Iglesia no estaba en contra de la teoría copernicana. Sin embargo, en el siglo XVII tanto la teoría tolemaica (que todos los planetas giraban alrededor de la tierra) como la teoría copernicana (que todos los planetas giraban alrededor del sol) estaban al mismo nivel y eran ambas dos solamente hipótesis.
Galileo quería presentar la teoría copernicana como si fuese un dogma científico, y en esa época no había suficientes pruebas para verificar que esa teoría era la correcta. Recién con el péndulo de Foucault en 1851 se comprobará de modo irrefutable la teoría copernicana. Pero en tiempos de Galileo, no había pruebas suficientes para sostener que Copérnico tenía razón.
Galileo presentaba dos pruebas que eran erróneas. La primera era que las mareas de agua se movían por el movimiento de la tierra. En cambio los cardenales que lo juzgaban le decían que las aguas se mueven por el influjo de la luna, y los cardenales tenían razón. Lo mismo, en el cielo había una cometas que Galileo decía que eran ilusiones ópticas, mientras que los cardenales le decían que eran objetos reales (y los cardenales aquí también tenían razón). Los obispos y cardenales que lo juzgaban eran científicos como Galileo, y le refutaron las dos pruebas que presentaba. Lo concreto es que Galileo no pudo demostrarle a los cardenales científicos que tenía razón.
Galileo no sufrió torturas, no pasó un solo día en la cárcel, y la vez que se lo condenó, fue por mentir. La Iglesia le había pedido que presentara su tesis como hipótesis, no como algo demostrado. Él dijo que lo presentaría como hipótesis, y al haber mentido, pudo conseguir la aprobación eclesiástica de sus teorías. Cuando los cardenales se dieron cuenta del engaño (no había presentado su teoría como hipótesis sino como dogma científico, y había obtenido la aprobación eclesiástica con engaño), lo llamaron a que presentara pruebas irrefutables de lo que decía, y no pudo hacerlo.
La condena de Galileo fue muy benévola, ya que el científico había insultado a los cardenales diciéndoles «imbéciles, idiotas con la cabeza llena de pájaros»; «no pueden llamarse seres humanos», etc. Le pidieron que rezara por un determinado tiempo los 7 salmos penitenciales, cosa que Galileo hizo por el resto de su vida.
Hay que recordar que Galileo había convivido con una mujer sin casarse, había sido muy cruel con sus hijas obligándolas a entrar en un convento desde muy joven, y había tenido una vida privada terrorífica. Sin embargo, la Iglesia nunca jamás le reprochó su vida privada. Siempre recibió honores de la Iglesia y de los Papas, y nunca nadie interfirió en sus investigaciones científicas.
Lo que hizo la Iglesia con Galileo es lo que haría cualquier universidad seria con una tesis que no está demostrada: rechazarla.
Cuando yo presenté mi tesis de licenciatura tuve que hacerle varias correcciones, porque no podía hacer ningún tipo de afirmación hasta no demostrar cada una de las cosas que decía con fuentes y evidencia científica. Tuve que probar cada uno de mis puntos. Ninguna universidad aprueba una tesis si no es verificable.
La Iglesia rechazó la tesis de Galileo no por oponerse a la ciencia, sino porque Galileo no podía demostrar lo que decía. Los cardenales le pedían que presentara su tesis como hipótesis, hasta tanto probara con evidencia irrefutable que tenía razón. Habrá que esperar dos siglos para que esa evidencia irrefutable aparezca.
Quienes quieran profundizar en este tema, les recomiendo leer el libro de Vittorio Messori: «Las leyendas negras de la Iglesia».
Bendiciones para todos.
Padre Tomás Agustín Beroch.