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La peregrinación a Chartres desde dentro: Tradición, Cristiandad y Misión

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Peregrinación a Chartres Peregrinación a Chartres
Tradición, Cristiandad y Misión: estos son los tres pilares de la asociación Notre-Dame de Chrétienté (NDC), organizadora de la peregrinación tradicional de París a Chartres que tiene lugar  cada año coincidiendo con Pentecostés. Este año ha celebrado su 41ª edición, en la que he  podido participar de una manera muy especial.  

Peregriné por primera vez en 2019 y, tras los dos años en los que no se pudo hacer a nivel  internacional debido a las restricciones sanitarias, regresé en 2022. Habiendo participado ya dos años como peregrina, en esta ocasión he podido ver todo desde otra perspectiva, más  impresionante si cabe.

Hace unos meses, durante la peregrinación Ad Petri Sedem Populus Summorum Pontificum en Roma, uno de los responsables de NDC, Louis de Lestang, nos hizo una invitación a los  organizadores de Nuestra Señora de la Cristiandad – España: acudir a la peregrinación a Chartres con la organización, acompañando a los voluntarios, para poder observar su funcionamiento y aprender de su dilatada experiencia.

Y así ha sido: nos han invitado a conocer todos los equipos de trabajo de NDC, desde el servicio de transporte de mochilas, hasta el puesto de mando de toda la peregrinación. Mientras miles y miles de peregrinos caminan, alrededor de 1.000 personas que integran el cuerpo de apoyo de NDC preparan todo lo necesario para que la marcha transcurra sin ningún problema.

Volviendo a los tres pilares de la asociación, podemos decir que hemos visto hacerse vida cada uno de ellos.

La Tradición, expresada de modo particular en la liturgia perenne de la Iglesia, permeaba todos los aspectos de la peregrinación. El centro de cada jornada era la Santa Misa tradicional, a la que acudían todos y cada uno de los peregrinos. Los grupos de apoyo, que no podían participar en la Misa con los caminantes, madrugaban todo lo necesario para poder asistir a la liturgia antes del toque de diana, que era a las cinco de la mañana. Cuando todavía era de noche y los peregrinos dormían en sus tiendas, en medio del silencio del campamento resonaban las campanas que señalaban el milagro de la Transubstanciación, ante el que se encontraban los voluntarios de rodillas, ansiando recibir el alimento espiritual que les diera la fuerza necesaria para el trabajo  del día que estaba a punto de comenzar.

Las ceremonias litúrgicas fueron incrementando su esplendor a lo largo que avanzaba la  peregrinación, comenzando con la Misa cantada en la iglesia de Saint Sulpice de París, siguiendo  con la Misa solemne de campaña el Domingo de Pentecostés, y terminando con la Misa pontifical  celebrada por el arzobispo Mons. Thomas E. Gullickson, y a la que asistió desde el trono el obispo de Chartres, Mons. Philippe Christory.

La Cristiandad estaba sin duda representada por los cientos de capítulos provenientes de toda Francia y del extranjero y que no dejaban a nadie atrás: adultos, jóvenes, niños, familias enteras; sacerdotes, religiosos y religiosas, seminaristas… Y este año, por primera vez, la peregrinación también estaba abierta para personas discapacitadas, que hacían una ruta especial. Peregrinos provenientes de Austria, Inglaterra, España, Estados Unidos, Bélgica, Gabón, Rusia… todos unidos por la fe católica y el amor a la Misa tradicional.

La Misión ocupaba también un lugar central. Ya el solo hecho de peregrinar sin miedo de mostrar  que somos católicos, es una enorme obra de evangelización. Un país laico como Francia se ve  sacudido por la manifestación pública de la fe católica, de cristianos que reivindican el origen  católico de su patria. Por allí por donde pasaban los peregrinos podían escucharse sus plegarias,

El rezo del santo rosario, la oración convertida en canto… Las cadenas de televisión más vistas en el país se hicieron hecho eco de ello, subrayando el récord batido en el número de inscritos: 16.000.

Además, nos decía uno de los organizadores, este año por primera vez había un tipo de capítulos especiales, que tenían como misión dar testimonio de su fe hablando con las personas curiosas que se paraban a observar a los peregrinos.

Jean de Tauriers, presidente de NDC, en sus intervenciones públicas dirigidas a los peregrinos, hizo mención a las peregrinaciones que estaban surgiendo en otros países, a imagen de la peregrinación a Chartres, y mencionó en particular la nuestra, Nuestra Señora de la Cristiandad  – España. Mostró su apoyo incondicional a estas nuevas iniciativas, y animó a la creación de otras  muchas más en todas las partes del mundo.

Este año, la peregrinación a Covadonga celebrará su tercera edición. El gran crecimiento en el número de participantes que tuvo lugar el año pasado, nos hacen pensar que este año también  aumentará. No obstante, la peregrinación no puede asumir una elevación tan rápida del número de participantes si no cuenta con una estructura organizativa sólida y un cuerpo de voluntarios numeroso y eficiente, como aquel del que hemos sido testigos en Chartres.

Es por esto que quiero aprovechar para hacer un llamamiento al servicio, a realizar otro tipo de peregrinación, que aunque no supone caminar, no por ello deja de ser fructífera y una experiencia inolvidable. Prueba de ello es que muchos de los voluntarios del pasado año están volviéndose a apuntar para esta próxima edición. Ya es posible inscribirse en cualquiera de las dos formas, y animamos a todos a hacerlo cuanto antes, para facilitar así las labores de la  organización.

Para terminar, no me queda más que agradecer a NDC la oportunidad que nos ha concedido, e invitar a todos nuestros peregrinos a acudir a las próximas ediciones y vivir una experiencia que  nunca olvidarán.

Diana Catalán Vitas

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