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Internacional

Francisco y la “no intervención”.

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Por Miguel De Lorenzo Aún acosado por los medios, que disfrutan atacando a la Iglesia, Bergoglio sigue impertérrito hablando de Venezuela y Nicaragua en términos de una ambigüedad inquietante. Sus llamados a la fraternidad y la concordia, son lugares que nada expresan, y parecería que tal es el propósito, disimular cualquier cosa capaz de poner en evidencia a los precarios regímenes neo marxistas que perduran en América. Ni una palabra de apoyo a las Iglesias locales acorraladas, perseguidas, y martirizadas por Maduro y Ortega, ninguna defensa de esos curas y de esos fieles, abandonados adentro del conocido “no voy a responder – no voy a intervenir” bergogliano y donde el mayor olvidado, claro está, es Cristo, en el que se funda toda verdadera paz sobre la tierra. Esa modalidad de desamparar a los católicos en manos de los enemigos de Cristo, viene haciéndose costumbre desde el Vaticano. Tal vez la maniobra culminante se alcanzó en China, fruto de un meticuloso plan urdido en colaboración con los imperdonables Sánchez Sorondo y Parolín, y cuyas consecuencias estremecen. Es evidente que en el Vaticano permanecen atrapados dentro de ese marxismo no menos básico como perverso, que dice luchar por los pobres y contra la enajenación y explotación obrera, y que demostró durante casi un siglo su fracaso en toda la línea. La más larga y atroz impostura de los tiempos. Acaso por eso, no ven con malos ojos las destartaladas aventuras venezolanas y nicaragüenses. Poco importan la miseria, el abandono, las muertes, el de ahora, como anunciaba Lenìn, es un estadio preliminar y necesario, en tanto finalmente desembocará en “el reino” de la felicidad universal e igualitaria. Aunque hay más, “no intervención”. Hace días, el Vaticano envió un diplomático al acto de asunción de Maduro. Se trata de Monseñor George Koovakod, encargado de negocios de la Santa Sede, a quien el jefe de Estado venezolano le agradeció su presencia al inicio de su discurso. El Papa subrayó que “la Santa Sede no busca interferir en la vida de los Estados” y dijo que su pretensión es “ponerse al servicio del bien de todo ser humano” y “trabajar por favorecer la edificación de sociedades pacíficas y reconciliadas”.]]>

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