Dos encuentros con el presidente Luiz Inácio Lula da Silva en el Palacio del Planalto, un almuerzo y la cumbre de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) forman parte de la agenda del dictador venezolano Nicolás Maduro en Brasilia. Su llegada está provocando tal revuelo, que hay pedidos en la oposición para que se le detenga. Tienen como base la acusación que hace tres años hizo Estados Unidos contra el heredero del chavismo por cargos criminales.
Es por eso que Zé Trovão, diputado federal por el Partido Liberal, envió una carta a la embajada estadounidense para informar sobre la presencia de Maduro en la capital brasileña y solicitar información sobre “qué medidas puede adoptar el gobierno de Estados Unidos” para su captura en Brasil. Recuerda que el dictador aparece en el sitio web de la Administración para el Control de Drogas (DEA), como “buscado por autoridades estadounidenses, acusado por el fiscal general de EE. UU., William Barr, por los delitos de narcotráfico, terrorismo internacional y corrupción” .
“Solo un gobierno criminal podría dar la bienvenida a un sangriento dictador, objeto de una recompensa millonaria por todos los crímenes que ha cometido contra la humanidad”, escribe en un comunicado aparte su compañero de bancada, Carlos Jordi.
El perdón de Lula para Maduro
Lo cierto es que Lula da Silva busca imitar lo que hizo el presidente de Colombia, Gustavo Petro, en abril pasado. Este tendió la alfombra roja al chavismo para pedir el levantamiento de sanciones económicas que le darían un respiro al régimen y lo ayudarían a seguir perpetuándose en el poder. Aunque hay diferencias de forma —Petro hizo una cumbre con delegados internacionales sin Maduro y convocó una reunión con sectores de la supuesta oposición venezolana—, el fondo sigue siendo el mismo: promover la aceptación y el perdón internacional para Maduro.
Lula da Silva lo dejó claro en una rueda de prensa. Habló de un cerco “ideológico” creado por la “ultraderecha” al que Maduro “ha resistido”. Por lo tanto, está listo para “trabajar en la construcción de un nuevo mapa de cooperación”. Además, llamó “impostor” a Juan Guaidó, otrora presidente interino de Venezuela. “Es un placer darle la bienvenida aquí nuevamente”, dijo el mandatario de Brasil a su par venezolano.
Aunque mencionó las elecciones presidenciales en Venezuela del próximo año, instando a Maduro a permitir “una votación libre”, también es cierto que los gestos de Lula da Silva demostraron más que sus palabras. El mandatario recibió al tirano en Brasilia luego de que eliminara la prohibición de entrada que ordenó el anterior gobierno de Jair Bolsonaro.
Intento de revivir Unasur
Respecto al pedido de captura de Maduro en Brasil, para que esta suceda debe haber colaboración del Gobierno brasileño, que a través de la Policía Federal debe emitir la orden de aprehensión. Pero es necesario tener en cuenta que los organismos de seguridad están bajo el mando del Ministerio de Justicia, actualmente dirigido por el socialista Flávio Dino.
Con ese contexto, Lula da Silva dispuso de la capital brasileña para intentar reflotar a la Unasur, luego de años turbulentos que incluyeron la salida de Chile y otros cinco países en 2018. Pero ahora, se espera la asistencia de 10 naciones sudamericanas. Alberto Fernández, presidente de Argentina, fue el primero en confirmar su asistencia. A él se unieron Gabriel Boric de Chile, Gustavo Petro de Colombia, Luis Arce de Bolivia y los respectivos mandatarios de Ecuador, Surinam, Guyana, Uruguay y Paraguay.
El presidente de Brasil busca tejer alianzas. Ya comunicó a Nicolás Maduro su intención de recuperar la relación energética con Venezuela debido a que esta surtía al estado de Roraima. Su homólogo dijo que podrían restablecer el suministro de forma inmediata. Así retoman su amiguismo a pesar de que en el medio sigue existiendo una enorme deuda que hasta 2018 era de 1000 millones de dólares de parte del régimen chavista con el Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES).
Fuente: Panampost