Religiosas
«El único que puede explicar que exista algo en vez de nada». Dios
¿Dios existe?
Uno de los filósofos más influyentes de la historia formuló estos 5 argumentos.
Siglos después, aún hacen dudar a muchos ateos.
Santo Tomás de Aquino (1225-1274) no solo transformó el cristianismo, sino también el pensamiento occidental.
Su obra maestra, la Suma Teológica, logró fusionar la fe con la razón.
Tomo ideas de Aristóteles y creo una base filosófica que influyó a filósofos como Descartes, Kant y a la ciencia moderna.
Fue clave para el desarrollo de la ley natural, la ética y la filosofía política, y su influencia sigue presente en universidades, tanto religiosas como laicas.
Estos son sus 5 argumentos…
1.- Del movimiento
Inspirado por Aristóteles, Tomás de Aquino observó que todo lo que se mueve o cambia fue puesto en movimiento por algo más.
Pero para evitar una cadena infinita de causas, debe existir un “motor inmóvil” que sea la fuente de todo movimiento sin necesitar ser movido.
• Las órbitas de los planetas dependen de fuerzas que actúan sobre ellos, como la gravedad.
• La evolución de la vida en la Tierra requiere una serie de causas y efectos.
• En la física cuántica, las partículas más pequeñas requieren interacciones para cambiar de estado.
De acuerdo con Tomás, este motor inmóvil es Dios.
“En él vivimos, nos movemos y existimos” (Hechos 17,28).
2.- De la causalidad eficiente
Tomás afirmó que todo efecto tiene una causa, pero nada puede ser causa de sí mismo.
Para evitar un retroceso infinito de causas, debe haber una Causa Primera que inicie todas las demás.
Este argumento se remonta a los debates de los antiguos griegos sobre la causa eficiente, pero Tomás lo perfeccionó en su obra Summa Theologiae (1265-1274).
• La teoría del Big Bang sugiere que el universo tuvo un comienzo; lo que necesita una causa.
• El nacimiento de una estrella en el cosmos tiene una causa en la fusión nuclear.
• La vida humana comienza con la unión de dos células, pero su origen requiere una causa última.
Esta causa no causada es Dios.
“Porque de él, y por él, y para él, son todas las cosas” (Romanos 11,36)
3.- De lo contingente y lo necesario
Tomás observó que las cosas en el universo son contingentes, es decir, podrían no haber existido.
Si todo fuera contingente, entonces, en algún momento, nada hubiera existido.
Para que algo exista, debe haber un ser necesario que existe por sí mismo, sin depender de nada más.
Ese ser es Dios.
Este concepto de ser necesario ya lo discutieron filósofos como Avicena en el siglo XI, pero Tomás lo refinó.
• Las especies animales son contingentes; pueden extinguirse o cambiar.
• El ciclo de vida de una planta depende de factores como el sol, el agua y el suelo.
• Los elementos químicos dependen de las condiciones de la física para existir.
“Yo soy el que soy” (Éxodo 3,14)
4.- De los grados de perfección
Al observar el mundo, notamos grados de perfección en cosas como bondad, verdad y belleza.
Para que haya grados, debe haber un estándar último de perfección que sirva como referencia.
Este estándar absoluto es Dios.
Tomás de Aquino se basó en la obra de filósofos neoplatónicos como Plotino (204-270 d.C.), quienes argumentaban que todas las cosas participan en diversos grados del Bien.
• Un cuadro de Leonardo da Vinci se considera una obra maestra porque lo comparamos con otros menos perfectos.
• Un acto de bondad extrema, como el sacrificio, se compara con otros actos menos bondadosos.
• Las leyes físicas y matemáticas son vistas como “perfectas” porque no admiten errores.
“Nadie es bueno, sino solo Dios” (Lucas 18,19)
5.- Del orden del universo
Tomás observó que el universo muestra un orden y un propósito.
Los planetas se mueven de forma predecible, las células actúan como máquinas, y el ADN contiene información precisa.
Un diseño tan ordenado requiere de un diseñador inteligente, y ese diseñador es Dios.
Este argumento fue revisitado por científicos como Isaac Newton (1642-1727), quien veía el universo como un mecanismo perfectamente diseñado por Dios.
• El ADN en cada célula tiene una compleja estructura de información codificada.
• Las leyes de la física que rigen el movimiento de los cuerpos celestes son precisas y consistentes.
• El ajuste fino del universo para permitir la vida es considerado un indicio de diseño por muchos científicos.
“Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus manos” (Salmo 19,1)
Estas vías no son una acumulación de intuiciones.
Son deducciones metafísicas.
No parten de la fe, sino de la experiencia universal: el cambio, la causalidad, la contingencia, los grados de perfección y el orden.
Y todas, por caminos distintos, conducen a un mismo punto:
Un Ser absolutamente actual, incausado, necesario, perfecto y ordenante.
El único que puede explicar que exista algo en vez de nada.
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