RCR
«El comunismo es en escencia perverso»
El marxismo es, además de incompatible con el catolicismo, intrínsecamente perverso. Asimismo, cabe señalar que el marxismo no es una ideología a la carta. No existe el marxismo exclusivamente social y económico; es esencialmente totalitario, o sea, pretende propagar su revolución materialista a todos los ámbitos, sin excepción, de la vida del hombre.
El catolicismo marxista, por lo tanto, supone un aberrante contrasentido, puesto que la ideología del materialismo entiende que la materia (en evolución dialéctica) es la única realidad, lo cual comporta, a la vez, la negación de Dios y de los órdenes natural y sobrenatural, establecidos por Él. Por consiguiente, también supone una negación de la naturaleza del hombre, al descartar por completo la existencia del alma y considerarlo como una mera materia en evolución, la cual vive solamente para trabajar (homo faber), esto es, para contribuir a la transformación y evolución del resto de la materia.
En definitiva, resulta intolerable que alguien, haciendo apología, por ejemplo, de la Teología de la Liberación, que es una pseudoteología, pretenda crear un híbrido contranatural y antidivino entre el catolicismo y el comunismo marxista; es no sólo un insulto a la fe, sino también a la inteligencia.
Ahora bien, todo lo dicho no es únicamente cierto en el plano teórico, sino que, además, en el orden práctico e histórico, no es moral ni religiosamente posible la combinación de la Cruz de Cristo, el cual murió por la salvación del mundo, con la hoz y el martillo, símbolo de una ideología criminosa que ha provocado tiránicamente tantas víctimas mortales, especialmente en la URSS (20 millones) y en la República Popular China (65 millones).
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