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“Afrontar el autoritarismo con valentía”: Taiwán a China, tras 35 años de la masacre de Tiananmen La
La represión en la plaza de Tiananmen, en Beijing, por parte del gobierno chino no desaparecerá «del torrente de la Historia», sostuvo este martes 4 de junio el nuevo presidente taiwanés, Lai Ching-te, con motivo del aniversario número 35 del fatídico acontecimiento. Más de tres décadas después, aún se debate si fueron cientos o miles los estudiantes que murieron en la capital china, en medio de una ofensiva militar desplegada por el Partido Comunista tras seis semanas de protestas.
En el marco del aniversario número 35 de la represión en la plaza de Tiananmen por parte del Gobierno chino, el nuevo presidente taiwanés, Lai Ching-te, publicó un mensaje en el que reprochó las acciones de Beijing.
«Los recuerdos del 4 de junio no desaparecerán del torrente de la Historia y nosotros continuaremos trabajando duro para mantener viva esta memoria histórica para todos aquellos que están comprometidos con la democracia china», señaló el mandatario taiwanés mediante sus redes sociales.
Así, el líder de la isla –que funciona de manera independiente y es reclamada por el gigante asiático como parte de su territorio, lo que causa grandes fricciones entre las dos partes– recordaba la fatídica noche del 3 al 4 de junio de 1989.
Fue entonces cuando el Partido Comunista de China envió tropas y tanques contra manifestantes pacíficos, que se expresaban a favor de la democracia en Tiananmen, la principal plaza central de Beijing. La letal represión acallaba así semanas de protestas de quienes pedían un cambio político en su país.
Cientos de personas, incluso más de 1.000 según algunas estimaciones, murieron.
“Nos recuerda que la democracia y la libertad no son fáciles de lograr (…) Debemos responder a la autocracia con libertad y afrontar el ascenso del autoritarismo con valentía”, subrayó el dirigente taiwanés.
«Un país verdaderamente respetable es un país donde la gente se expresa»
El tema es particularmente delicado para los líderes comunistas de China y cualquier mención de la represión está estrictamente censurada en el país. Muchos jóvenes chinos hoy desconocen esta parte de la historia de su país debido a esta censura.
En Taipéi, las autoridades organizaron la vigilia anual, en el monumento a Chiang Kai-shek.
China considera a Taiwán una de sus provincias, que aún no ha logrado reunificar con su territorio desde el fin de la guerra civil y la llegada al poder de los comunistas en Beijing, en 1949.
Las fricciones entre las dos partes aumentan, incluidos ejercicios militares de las fuerzas del gigante asiático alrededor de la isla.
Y el pasado mayo, Beijing acusó al presidente Lai Ching-te de impulsar al territorio hacia la «guerra», señalándolo de ser un «separatista peligroso». Acto seguido, organizó una nueva serie de maniobras militares alrededor de Taiwán.
Por su parte, el Partido Democrático Progresista de Lai Ching-te defiende la soberanía de Taiwán, que tiene su propio gobierno, Ejército y moneda.
«Un país verdaderamente respetable es un país donde la gente se expresa. Cualquier régimen debe enfrentarse a la voz del pueblo, especialmente de la generación más joven, porque el cambio social a menudo depende de opiniones diversas (…) En el futuro, continuaremos uniendo fuerzas para fortalecer la democracia en Taiwán y trabajaremos con países que comparten los mismos valores para construir un mundo mejor», agregó el mandatario taiwanés este 4 de junio.
«Agitación política», la calificación de China a lo ocurrido en Tiananmen
Beijing afirmó en 1989 haber puesto fin a los «disturbios contrarrevolucionarios», pero fuera del país fue visto como una masacre de inocentes, incluidos muchos estudiantes.
Cuando se le preguntó el lunes sobre el aniversario del fatídico hecho, un portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores chino respondió que su país había «llegado hace mucho tiempo a una conclusión clara sobre la agitación política que ocurrió a finales de los años 1980».
Entretanto, este martes, en la Plaza de Tiananmen, se vio a grupos de turistas con sombreros de neón a juego, posando junto al mausoleo del líder chino Mao Tse-tung, en medio de una presencia de seguridad numerosa, pero no inusual.
El acceso a la plaza más grande del mundo, en la que se encuentran múltiples edificios oficiales, así como la Ciudad Prohibida, está estrictamente controlado en todo momento y requiere autorización.
Hong Kong, bajo vigilancia
En la antigua colonia británica, devuelta a China en 1997, una octava persona fue detenida el lunes 3 de junio en relación con una nueva ley de seguridad nacional por mensajes publicados en redes sociales que recordaban el histórico y represivo acontecimiento.
Hong Kong fue durante mucho tiempo el único lugar de China donde se toleró la conmemoración de la masacre del 4 de junio de 1989. Pero estas ceremonias de remembranza, a menudo en forma de vigilias con velas en homenaje a los numerosos manifestantes asesinados, quedaron prohibidas a partir de 2020.
Beijing impuso una ley de seguridad muy restrictiva tras una ola de manifestaciones gigantescas y en ocasiones violentas a favor de la democracia.
Un semanario cristiano local, ‘The Christian Times’, dejó su portada prácticamente vacía en su edición del sábado y escribió que solo podía «responder a la situación actual, reemplazando los párrafos por espacios en blanco» en una sociedad que se había vuelto tan «restrictiva».
El acuerdo de traspaso de Hong Kong garantizaba en principio un régimen ampliado de libertades en la antigua colonia hasta 2047.
Este artículo fue adaptado de su original en francés