En el suroeste de Rumanía, los agricultores entienden que, dada la situación del suelo, ni siquiera pueden prepararlo para la próxima siembra de otoño. Sufren además importantes pérdidas financieras debido a los daños sufridos por la última cosecha debido a una sequía a la que no están acostumbrados. Una situación que se suma a las ya tradicionales de lastre de la agricultura rumana.
Mihai Nicola es agricultor en la localidad de Olt. Nunca había visto condiciones de trabajo como las de esta temporada: «No podemos prepararnos, porque, ¡mira estos terrones! El suelo se rompe, no podemos pararlo, si pones el arado para trabajar la tierra, no traza el surco. Salen estos terrones. Así no podemos arar«.
Nicola explica que «Ha habido temperaturas muy altas durante un largo período. Esto destruyó los cultivos de maíz, incluso los que estaban regados. Vi un cultivo de maíz regado, y el calor que hacía detuvo su desarrollo, lo destruyó«.
Apoyo del Gobierno… en octubre
Los agricultores han pedido la dotación de ayudas y apoyo financiero al ministro de Agricultura rumano, después de un largo periodo de conflictos, para poder seguir cultivando sus propias tierras. El Ministerio les ha prometido 200 euros por hectárea en ayudas, pero no llegarán hasta octubre.