Religiosas
«Sábado de Descanso: Cristo desciende a los infiernos…».
– Efesios 4:8-9: «Por tanto, dice: Cuando ascendió a lo alto, llevó cautiva una hueste de cautivos, y dio dones a los hombres. Esta expresión: ‘Ascendió’, ¿qué significa, sino que Él también descendió a las profundidades de la tierra?«
¿Qué son estas «regiones inferiores de la tierra»?
El Apóstol Pedro nos da un indicio cuando escribe:
– «Porque si Dios no perdonó a los ángeles cuando pecaron, sino que los arrojó al infierno y los entregó a fosos de tinieblas, reservados para juicio» (2 Pedro 2:4).
La palabra aquí para infierno en el griego es Tartarus. Tal lugar, tanto en la cosmología judía como griega, era entendido como el lugar más bajo/profundo de la tierra dónde estaban los viejos dioses (mente griega) o demonios (mente judía) aprisionados como castigo divino.
Para Pablo, como para todos los santos Apóstoles, hay tres planos de existencia:
1. Está el cielo: habitación de Dios.
2. Está la tierra: habitación de los hombres.
3. Está bajo la tierra: habitación de los espíritus encarcelados.
Y para ellos, en todas estas tres esferas, Cristo ha triunfado y ha sido exaltado.
– Filipenses 2:10: «Para que al Nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en el cielo, y en la tierra, y debajo de la tierra«.
Nótese claramente las tres distintas esferas: el cielo, la tierra, y debajo de la tierra. Así que, cuando Pablo dice que Jesús «descendió a las profundidades de la tierra», no es lenguaje alegórico o figurativo para referirse a Su encarnación: es claramente el abismo, dónde están los espíritus encarcelados.
¿Qué hizo Jesús ahí? De nuevo el Apóstol Pedro nos da un indicio:
– «Porque también Cristo murió por los pecados una sola vez, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, muerto en la carne pero vivificado en el espíritu; en el cual también fue y predicó a los espíritus encarcelados» (1 Pedro 3:18-19).
Pedro no puede ser más claro: Cristo murió en la carne, pero en el espíritu descendió a las profundidades de la tierra a los espíritus encarcelados. Algunos toman esto para decir que el Cristo pre-encarnado, en el Espíritu fue a predicar a la generación de Noé. Pero no tiene sentido en el contexto del verso 18: claramente descendió en el espíritu cuando Su carne había muerto, es decir, en el espacio de tiempo entre Su muerte y Resurrección.
De nuevo, entonces, ¡Qué hizo Jesús ahí! Bueno, resumamos lo que ambos Apóstoles nos han dicho:
A. Pablo nos dice que «llevó cautiva una hueste de cautivos», o «llevó cautiva la cautividad».
B. Pedro nos dice que «predicó a los espíritus encarcelados», o «proclamó», «anunció», «testificó».
Sumemos todo: ¿Qué hizo Jesús en los infiernos, las partes más bajas de la creación?
1. Descendió a llevarse las almas de los santos del Antiguo Testamento, quienes murieron en fe esperando ser redimidos del Seol y el Hades con la aparición del Mesías (este es el compartimento superior).
2. Descendió a anunciar Su triunfo sobre la muerte y el infierno, «despojando a los principados y a las potestades, y exhibiéndolos públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz» (Colosenses 2:15). Este es el compartimiento inferior.
El Evangelio de Mateo nos da una clara evidencia de este misterio. Nos dice:
– «Entonces Jesús, clamando otra vez a gran voz, exhaló el espíritu. Y he aquí, el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo, y la tierra tembló y las rocas se partieron; y los sepulcros se abrieron, y los cuerpos de muchos santos que habían dormido resucitaron; y saliendo de los sepulcros, después de la resurrección de Jesús, entraron en la santa ciudad y se aparecieron a muchos» (Mateo 27:50-53).
He aquí, la hueste de cautivos que Cristo se llevó cautiva con Su descenso a los abismos: ¡Cristo no ascendió a los cielos solo! ¡Se llevó las almas bajo el Antiguo Pacto a la casa de su Padre en el cielo!
El velo se ha rasgado, el abismo está destrozado, el cielo se ha abierto: ahora, cuando los santos mueren, no van al Tártaro, ni al Hades, ni al Seol, sino que, van a la verdadera Sión, «a la Ciudad del Dios vivo, la Jerusalén celestial, y a miríadas de ángeles, a la asamblea general e iglesia de los primogénitos que están inscritos en los cielos, y a Dios, el Juez de todos, y a los espíritus de los justos hechos ya perfectos» (Hebreos 12:22-23).
¡Celebremos el triunfo completo de Cristo!
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