Los cazadores piden una legislación específica para los perros de caza por sus particularidades frente a los animales domésticos o de compañía
El borrador del proyecto de Ley de Protección y Derechos de los animales ha supuesto también un choque de posturas entre las carteras de Derechos Sociales -encargada de la redacción- y Agricultura
«Como casi todas las leyes que se vienen promulgando, opino que detrás de esta, subyace el afán recaudatorio», dice NIUS Ángel, cazador andaluz
Este viernes el Consejo de Ministros ha aprobado el proyecto de ley de Protección y Derechos de los animales. El primer paso hacia su tramitación como norma legislativa. Sin embargo, el borrador suscita descontento en el sector de la caza, ya que equipara a los animales utilizados en actividades cinegéticas con otros animales domésticos o de compañía.
«Están metiendo en el mismo saco a los propietarios de animales que viven en una ciudad, y que tienen a los animales asimilados a las personas, fuera de su entorno natural, con los propietarios de animales que tienen un ‘oficio’, por decirlo de alguna manera», comenta a NIUS Ángel, cazador andaluz.
Una línea de pensamiento con las que coinciden las principales asociaciones de cazadores. Desde la Real Real Federación Española de Caza (RFEC), abogan que los animales que se utilizan como auxiliares en la actividad cinegética (perros, hurones, aves de cetrería, etc.) deben quedar fuera de toda legislación sobre animales domésticos o de compañía. Para ellos, «debe establecerse una legislación específica que respete sus particularidades siendo competencia de Agricultura», señalan en un comunicado de hace dos semanas.
No solo se opone al proyecto de ley de bienestar animal, también al proyecto de ley que prevé reformar el Código Penal, aprobado asimismo por el Consejo este viernes. Esta propuesta elevaría las penas por maltrato animal e incluye diversos agravantes en el caso de daños a todos los vertebrados, incluidos animales silvestres o salvajes vertebrados.
El borrador de Protección y Derechos de los animales también ha supuesto un choque de posturas entre las carteras de Derechos Sociales -encargada de la redacción- y Agricultura. El ministerio de Luis Planas era partidario de la redacción de una normativa propia para los perros de caza y las rehalas. Pero ha prevalecido la hoja de ruta del ministerio dirigido por Ione Belarra.
«Se está promulgando una ley de bienestar animal desde los despachos y por personas que tienen un escaso conocimiento práctico de la materia. Además, no está teniendo en cuenta la opinión ni la experiencia de las personas que están más en contacto directo con los animales», reivindica Ángel. «Tendrían que tener en cuenta el acervo cultural transmitido durante muchas generaciones y no desperdiciar estos conocimientos», añade.
Por otra parte, considera que el fin último de esta ley es otro. «Como casi todas las leyes que se vienen promulgando, opino que detrás de esta, subyace el afán recaudatorio», dice Ángel.
Sobre la decisión de este viernes la RFECC ha recordado que le corresponde al poder legislativo dar la luz verde definitiva a la ley. Una petición que también han suscrito en diversas publicaciones otras federaciones regionales como la madrileña o la andaluza (FAC).
De hecho, la FAC apuntaba ya este miércoles en un comunicado que presentarán las alegaciones y consideraciones pertinentes durante el trámite de información pública, antes de que el texto llegue al Congreso. E invita, al igual que la Federación nacional, a los cazadores a manifestarse en Madrid el próximo 20 de marzo, junto con otros actores del mundo rural, para defender estas y otras reivindicaciones.
Puntos clave de la ley, para los perros de caza
¿Pero, qué ocurriría de aprobarse el borrador tal como está? El texto actual señala que los perros de caza, pastoreo y ganadería serán tratados como cualquier otro can. «Todos los perros, gatos y hurones, independientemente del fin al que se destinen o el lugar en el que habiten o del que procedan serán considerados como animales de compañía», señala el documento en su sección de definiciones. Así, estas serán algunas de las normas que se les aplicarían:
- Los canes deberán inscribirse en el Registro de Animales de Compañía, además de estar vinculados en el mismo a la licencia de caza de su titular o responsable.
- Quien tenga cinco o más perros deberá registrarlo como núcleo zoológico.
- Las personas titulares o responsables de los perros deberán haber realizado previamente un curso de formación acreditado para su tenencia.
- También deberán suscribir un seguro de responsabilidad civil.
- Ningún perro podrá realizar tareas en actividades profesionales hasta haber cumplido los dieciocho meses de edad y la edad de jubilación será determinada por un profesional veterinario.
- Tras ello deberán ponerse en adopción a través de las entidades pertinentes.
- Los cazadores que quieran criar deberán estar inscritos en el Registro de Criadores.
- En caso de no estarlo, los perros de caza que hagan vida en el exterior y puedan tener contacto no controlado con otros, deberán estar esterilizados. También, en el caso de que haya canes de distintos sexos que no puedan mantenerse de forma separada, deberán estar esterilizados, al menos todos los miembros de uno de los dos sexos.
- En cuanto a regalar o vender un perro cazador a titulares no inscritos en el Registro de Criadores, podrá hacerse, pero con el can esterilizado. O con el compromiso de su esterilización en un máximo de tres meses si es adulto o antes del año en el caso de ser un cachorro.
- El proyecto de ley también contempla establecer las actividades profesionales que, por estar relacionadas con animales de compañía, requieren una titulación mínima para su desempeño. No está claro si la caza estaría incluida
«Se debe incidir en el tema de sanidad animal, en el registro de propietarios, en la responsabilidad civil», coincide Ángel sobre las medidas del anteproyecto. Cuestiones que promuevan el compromiso de los propietarios sobre sus animales y su salud física y mental., «Este último [aspecto], el mental, tiene mucho que ver con que el animal se sienta útil y desarrolle actividades para las que está genéticamente diseñado, por naturaleza y por selección», detalla.
«Estoy seguro que es más ‘feliz’ un perro que caza, que pastorea, que rastrea, que uno que vive castrado, disfrazado y arrastrándose de sillón en sillón», concluye.
Fuente: Sistema integral digital