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Político social

De la persecución nació el Imperio Cristiano.

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¿Cómo pasó el cristianismo de ser la fe más perseguida… a convertirse en el alma del mayor imperio del mundo?

Todo comenzó con una batalla entre dos paganos… y un mensaje en el cielo.

Así es como sucedió.

Cristo fue crucificado en el año 33 d.C.

Pero su muerte no detuvo la fe.

Los cristianos se multiplicaron rápidamente.
Y Roma respondió con sangre.

En el año 64 d.C., Nerón los culpó del incendio de Roma y desató la primera gran persecución.

Desde ese momento, la historia del cristianismo fue escrita con el fuego de las hogueras y la sangre de los mártires.
En el año 303 d.C., el emperador Diocleciano llevó el terror al máximo nivel.

Ordenó destruir iglesias y quemó las Sagradas Escrituras.

Obligó a los cristianos a ofrecer sacrificios a los dioses paganos.

Los que se negaban… morían.

Pero mientras Roma intentaba aplastar la fe, su propio imperio se desmoronaba.
Tras la muerte de Diocleciano, estalló una guerra civil.

Dos hombres se alzaron como los grandes contendientes por el trono: Majencio y Constantino.

Majencio, desde Roma, se aferró al poder con brutalidad.

Constantino, desde Britania, marchó para derrocarlo.
Majencio tenía el doble de soldados.

La victoria parecía asegurada.

Pero la noche antes de la batalla… algo sucedió.
Un evento que cambiaría la historia.
Al caer la noche, Constantino vio una señal en el cielo.
Un símbolo resplandecía sobre el firmamento.

☧ El Chi-Rho — las iniciales de Cristo en griego.

Junto a él, un mensaje:

“In hoc signo vinces.” = “Con este signo vencerás.”

La visión lo dejó sin palabras

Pero lo que ocurrió después… fue aún más impactante.
Esa misma noche, Cristo se le apareció en un sueño.

Le ordenó pintar el símbolo en los escudos de sus soldados.

Constantino era pagano, pero no ignoraría la señal.

Al amanecer, dio la orden.

Todos los estandartes de su ejército llevarían el Chi-Rho.
El 28 de octubre del 312 d.C., los ejércitos chocaron en el Puente Milvio.

Majencio, confiado en la victoria, había salido de Roma para enfrentar a Constantino.

Sus tropas eran más numerosas.
Conocían mejor el terreno.
Todo estaba a su favor.

Pero cuando la batalla comenzó… algo cambió.
El ejército de Majencio perdió cohesión.

El pánico se apoderó de sus tropas.
Cuando intentaron retirarse… el puente colapsó.

Majencio cayó al río Tíber y se ahogó.
Su ejército fue aniquilado.

Constantino había vencido.
El emperador entró en Roma como libertador.

El pueblo lo recibió con júbilo.

El Senado lo proclamó Augusto y los templos paganos esperaban su homenaje.

Pero Constantino hizo algo inesperado… no rindió tributo a los dioses romanos.

El paganismo de Roma estaba muriendo y el cristianismo tomando su lugar.
Apenas cuatro meses después, Constantino firmó un decreto que cambió la historia.

El Edicto de Milán (313 d.C.)

– Terminaba la persecución cristiana.
– La fe de Cristo era reconocida como religión legítima.
– Se devolvían los bienes confiscados a los cristianos.

El cristianismo, antes perseguido, ahora tenía el respaldo del hombre más poderoso del mundo.
Constantino no se detuvo ahí.

Construyó iglesias, financiaba al clero y convocó el Concilio de Nicea en el 325 d.C.

Finalmente, en el año 337 d.C., en su lecho de muerte… fue bautizado.

Roma tenía su primer emperador cristiano.

Durante tres siglos, Roma intentó aplastar el cristianismo.

  • Pero en su hora más oscura, Dios usó a un emperador pagano para hacer que de la persecución… naciera el Imperio Cristiano.

“In hoc signo vinces.”

https://x.com/elcaminodelogos/status/1899534918528758097?t=0wUxUf4QPH5G7VyRX9muKA&s=19

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