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«El blasfemo tiene la intención de hacer daño al honor de Dios»: Sto. Tomás,
Santo Tomás de Aquino sobre el mal de la blasfemia:
«Si comparamos el homicidio y la blasfemia en cuanto a los objetos de esos pecados, es evidente que la blasfemia, que es un pecado cometido directamente contra Dios, es más grave que el homicidio, que es un pecado contra el prójimo. Por otra parte, si los comparamos en cuanto al daño que causan, el homicidio es el pecado más grave, porque el homicidio causa más daño al prójimo que la blasfemia a Dios. Sin embargo, puesto que la gravedad de un pecado depende de la intención de la mala voluntad, más que del efecto del hecho, como se demostró anteriormente, se deduce que, como el blasfemo tiene la intención de hacer daño al honor de Dios, en términos absolutos, peca más gravemente que el asesino».
(Summa theologica, II-II, 13, 3, ad 1)
Los Cristianos:
1. No debemos tolerar la blasfemia, mucho menos justificarla, como si se trataste de un mal menor. No lo es, es de los peores males que destruye vidas, y cuando se acepta socialmente, destruye naciones.
2. Denunciar y resistir la blasfemia abierta. Si la gente quiere destruir sus almas haciéndolo en privado, allá ellos; pero en el momento en que se hace público como si fuera entretenimiento válido o un medio para lucrar, debemos oponernos intransigentemente.
3. Boicotear y no participar en ninguna empresa, evento o figura pública que lo haga. Hacerlo, es aprobarlo tácitamente con nuestro tiempo y dinero.
Si se burlaran de tu madre, ¿participarías?
Si se burlaran de tus hijos, ¿lo aceptarías?
¡Cuánto menos, cuando se burlan y vilipendian abiertamente a tu Dios y a tu Señor, que te salvó con Su preciosa sangre!