Internacional
EE. UU.: región de Los Ángeles sigue amenazada por los incendios pese al descenso de temperaturas
Miles de bomberos californianos fueron movilizados el jueves para hacer frente a tres incendios que siguen suponiendo una seria amenaza para la región de la ciudad estadounidense de Los Ángeles, a pesar de la bajada de las temperaturas tras la ola de calor.
Los incendios que rodean la región de Los Ángeles siguen fuera de control y son impredecibles, advirtieron el jueves las autoridades locales, a pesar de que la bajada del mercurio está facilitando a los bomberos la lucha contra las llamas. La megalópolis californiana se beneficia por fin de un tiempo más moderado, tras varios días de una ola de calor en la que las temperaturas superaron en ocasiones los 43°C.
Pero los tres incendios de la región, que han destruido decenas de casas y obligado a evacuar a cientos de familias, siguen siendo peligrosos: hasta ahora han arrasado unos 450 kilómetros cuadrados.
En las montañas al noreste de la ciudad, Brooke Palenchar sólo tuvo unos minutos para huir con sus hijos ante el Line Fire. «Todo sucedió muy rápido», explicó esta residente del pueblo de Running Springs a la televisión local KTLA. «No pudimos tomar mucho antes de irnos, me quedan unos tres tupper de nuestra vida». Su casa es ahora sólo un montón de cenizas, amontonadas alrededor de la chimenea que resistió a las llamas.
El incendio, que consumió 150 km2 en una semana, es de origen criminal, según las autoridades. Un hombre de 34 años fue detenido el miércoles. Los investigadores sospechan que es un pirómano reincidente, según varios medios locales.
Miles de bomberos están movilizados y los múltiples incendios de la región están poniendo a prueba la resistencia de los bomberos. En el Line Fire, por ejemplo, los turnos duran actualmente 28 horas en lugar de las 24 habituales, según el capitán Kyle Arledge, del Departamento de Bomberos del Condado de Ventura. «No estamos durmiendo mucho, pero sinceramente, para eso nos apuntamos», dijo.
Riesgo de «pirocúmulos»
La sensación de incertidumbre de los residentes también aumentó el jueves por la mañana, cuando un terremoto de magnitud 4,7 sacudió la región. El seísmo, cuyo epicentro se situó cerca de Malibú, se sintió ampliamente en Los Ángeles y alrededores, sin causar daños.
Mientras tanto, el incendio Bridge Fire sigue carbonizando el bosque nacional de Los Ángeles: ha arrasado 206 km2 y destruido una treintena de viviendas. Imágenes de la localidad de Wrightwood muestran vehículos calcinados y edificios reducidos a escombros.
Tres personas atrapadas por el fuego en una zona aislada cerca de Mont Baldy fueron puestas a salvo el miércoles. Según los bomberos, el incendio aún no está controlado y todavía podría propagarse de forma explosiva debido a la abundancia de vegetación seca en la zona.
De materializarse tal explosión, la agencia CalFire teme que el incendio acabe generando su propio clima al formar «pirocúmulos», peligrosas nubes capaces de generar rayos y vientos violentos.
«Estos vientos pueden ir en cualquier dirección, lo que es extremadamente peligroso para el crecimiento del fuego», explicó el meteorólogo Bryan Lewis al San Gabriel Valley Tribune.
«Esfuerzo hercúleo»
En las colinas y cañones que rodean la ciudad de Lake Elsinore, varias casas y vehículos quedaron reducidos a cenizas, según imágenes de los medios de comunicación locales.
Pero el trabajo de los bomberos se ha visto facilitado por la bajada de las temperaturas, que está permitiendo que el aire fresco de la mañana producido por el océano Pacífico llegue al interior, según el capitán del condado de Orange, Steve Concialdi.
El gobernador de California, Gavin Newsom, declaró el miércoles por la noche el estado de emergencia en la región para acelerar la lucha de las autoridades contra los múltiples incendios. «California está desplegando todos los recursos disponibles para luchar contra estos devastadores incendios, y seguiremos trabajando estrechamente con nuestros socios federales y locales en este esfuerzo hercúleo», insistió, durante una visita a los bomberos que combaten el Line Fire.
Tras dos inviernos lluviosos que supusieron un relativo respiro, California está viviendo este año una temporada de incendios muy activa. El Estado Dorado ha sufrido varias olas de calor este verano, y en julio-agosto experimentó el cuarto mayor incendio de su historia: el Park Fire arrasó más de 1.700 km2 -una superficie del tamaño de Guadalupe- en las regiones montañosas al noreste de San Francisco.
Los científicos creen que las olas de calor recurrentes son un signo del calentamiento global relacionado con el cambio climático.
Fuente: AFP