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La restauración de la Mantería y sus pinturas comenzará en el primer semestre de 2023

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La DGA va a invertir 110.000 euros en el inmueble antes de que se trabaje en la obra de Claudio Coello

Interior de la iglesia de Santo Tomás de Villanueva del convento de la Mantería.
Interior de la iglesia de Santo Tomás de Villanueva del convento de la Mantería.
Oliver Duch

 

La restauración de la iglesia de la Mantería en Zaragoza comenzará en el primer semestre de 2023. De hecho, podría decirse que ya ha comenzado, porque a lo largo de este 2022 se han completado varios estudios previos, y antes de que termine el año está previsto que se realice el escaneo en 3D del interior del templo y el levantamiento de planos precisos, tarea que permitirá ir ‘monitorizando’ el edificio según avancen los trabajos. Las medidas de seguridad se han extremado y son la principal preocupación después del colapso de una de las cúpulas en 2001, suceso que se saldó con dos restauradoras heridas.

Desde el Ministerio de Cultura, que en agosto pasado anunció que dedicará dos millones de euros a los trabajos (aunque hace unos días estimaba la inversión inicial en 800.000 euros) se asegura que «hasta ahora, nuestra labor, a través del Instituto del Patrimonio Cultural de España (IPCE), se ha centrado en la realización de un informe de inspección previo. Una vez se constate la estabilidad estructural del conjunto arquitectónico se podrá abordar un posible proyecto de conservación-restauración de las pinturas de Claudio Coello».

La directora general de Patrimonio del Gobierno de Aragón, Marisancho Menjón, añade que en el IPCE existe cierta preocupación por las condiciones físicas del edificio, después de lo sucedido hace ahora 21 años. «Han venido ya varias veces para estudiar la situación. Querían entrar a ver la cubierta por encima de las bóvedas, pero no hay espacio suficiente para poder hacerlo. Obviamente, todos estamos de acuerdo en que los restauradores deben trabajar con la máxima seguridad, y nosotros vamos a garantizar el buen estado del edificio, que está restaurado y en el que años atrás ya se hicieron obras para eliminar las humedades». Pero en el que se va a trabajar más».

Patrimonio centra los trabajos que va a emprender en dos  objetivos: eliminar la humedad que, por capilaridad, sigue subiendo por los muros, y realizar algunas reparaciones menores. «En cuanto al primero de los objetivos –añade Menjón–, vamos a revisar pormenorizadamente todas las acometidas de agua del entorno del templo y también instalaremos dentro un sistema de eliminación de humedades de ósmosis inversa».

Y respecto a las obras propiamente dichas, está previsto emprender alguna pequeña reparación en la sacristía y su bóveda, cuyas pinturas se restaurarán en una fase posterior de los trabajos. También se colocará una estructura metálica en el cimborrio, que servirá tanto para darle mayor solidez al conjunto como para permitir el acceso a las cubiertas para realizar posteriormente su mantenimiento.

«Hemos incluido una partida de unos 110.000 euros en los presupuestos del año que viene para realizar estas obras –relata Marisancho Menjón–. La idea es sacarlas a concurso en diciembre y que se inicien y terminen en el primer semestre del próximo año. Ya está hablado con el IPCE para que apuremos los plazos y esté todo listo de modo que cuando se acaben los trabajos puedan entrar a restaurar las pinturas. Sus especialistas van a realizar los estudios previos y los análisis pictóricos durante las obras arquitectónicas con el fin de ganar tiempo».

El Instituto de Patrimonio Histórico, que se ha ocupado de la restauración del castillo de Montearagón y trabajará en el de Santed, no ha anunciado quién dirigirá la restauración de las pinturas murales, en un proyecto que va a ser un enorme reto profesional, dada la gran superficie y el lamentable estado de las pinturas. Como mínimo, los trabajos se prolongarán durante dos o tres años.

También se trabaja paralelamente en otro frente. Para que el IPCE intervenga hace falta que el inmueble sea de propiedad o uso público. Y la iglesia de Santo Tomás de Villanueva del antiguo convento de agustinos de la Mantería es de una orden religiosa.

«Hemos hablado ya con las monjas y llegado a un acuerdo para redactar el pertinente convenio –asegura Marisancho Menjón–. Las escolapias no van a notar ningún cambio, tras la restauración podrán realizar allí sus actos y ceremonias religiosas. Lo único es que el Gobierno de Aragón tendrá el compromiso de abrir el templo al público para que se puedan contemplar las pinturas, y de organizar allí algunos actos culturales».

La restauración de la que algunos especialistas llaman la ‘Capilla Sixtina’ de Aragón se inició en 1998. Para entonces, la obra mural más extensa de Claudio Coello, realizada entre 1683 y 1685, ya sufría grandes problemas de conservación. El interior del templo estuvo decorado por completo, pero las pinturas más cercanas al suelo se habían arruinado ya, víctimas de la humedad, el gran problema que ha aquejado siempre al edificio. También se habían desprendido numerosos pequeños fragmentos de película pictórica, en algunas zonas habían aflorado sales y en 1950 el conjunto había sufrido repintes no muy afortunados.

Para la restauración se creó una escuela taller que estuvo trabajando un par de años, hasta que el 31 de mayo de 2001 se derrumbó una de las cúpulas del templo. Hubo dos heridos y la pintura de esa cúpula se deshizo en 14.000 fragmentos, que tiempo después se recogieron y siglaron para una posterior reintegración. Posteriormente se emprendieron obras de restauración (en el edificio, no en las pinturas) que concluyeron en 2010.

Fuente: Heraldo

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