«Sigamos a Cristo crucificado para poder seguirlo en su resurrección y gloria.»

Les deseo a todos una muy feliz Semana Santa.

Esta semana no debe ser una semana para ir a la playa, sino que debe ser una semana de reflexión, oración, penitencia, confesión y conversión.

Recordemos que a Cristo no solo lo mataron los Sumos Sacerdotes, fariseos y romanos. A Cristo lo matamos nosotros con nuestros pecados. Él derramó su sangre por nuestra salvación, pero cada clavo en sus manos son un pecado nuestro.

Si bien Cristo ya resucitó y no muere más, cuando pecamos lo volvemos a crucificar en nuestro corazón. El pecado nos aleja de Dios y nos lleva a la condenación eterna en el infierno, cosa que Cristo no quiere. Quien se condena eternamente es por haber rechazado la misericordia de Dios toda su vida. Dios quiere que nos salvemos, pero como dice San Agustín: «quien te creó sin ti, no te salvará sin ti».

Busquemos convertirnos, arrepentirnos a través del sacramento de la confesión, y busquemos que Cristo reine en nuestros corazones. Si estamos vivos es porque el Señor está dándonos cada día la oportunidad de abrirle la puerta de nuestra alma. Cristo debe tener la llave de nuestra alma para que entre y haga lo que quiera con nuestra vida. Que sea el dueño de nuestros corazones, que Él sea todo en todos.

En esta semana santa, busca unirte más a la pasión y muerte de nuestro Señor Jesucristo. Sigamos a Cristo crucificado para poder seguirlo en su resurrección y gloria.

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