«Comprendí que debía luchar, no contra bestias, sino contra el diablo»: Santa Vibia mártir de la Fe Católica

Entró en la arena romana donde la esperaban las fieras. Temblaba no de miedo, sino de alegría. Se llamaba Vibia Perpetua. Tenía solo 22 años, una joven madre que cantaba himnos mientras la multitud la abucheaba y un león, un leopardo y una vaca salvaje la rodeaban.

Una de las fieras la atacó, tirándola al suelo. Se cubrió un muslo descubierto con su túnica ensangrentada para preservar su pudor y buscó a tientas en el polvo su horquilla para arreglarse el cabello despeinado.

Y cuando un verdugo romano se acercó a Perpetua con una espada, sus últimas palabras antes de desplomarse fueron dirigidas a sus compañeras cristianas: «Manténganse firmes en la fe, ámense los unos a los otros y no permitan que nuestros sufrimientos les sean tropiezo».

La historia recuerda a Perpetua porque durante su encarcelamiento mantuvo un diario titulado «La Pasión de Perpetua y Felicidad» (Felicidades era una esclava embarazada que fue arrestada junto con Perpetua).  Su diario es uno de los documentos raros y más antiguos que se conservan escritos por una mujer cristiana. La emoción que se respira en él es casi insoportable. Perpetua describe el dolor de dejar a su hijo pequeño, al que aún amamantaba. Describe la visita de su padre en la prisión, quien, entre sollozos, le besó las manos mientras le suplicaba que renunciara a su fe.

Un narrador retoma la historia en el diario después de que Perpetua fuera enviada a la muerte. Escribió en el diario que la fe de Perpetua era tan inspiradora que inspiró al director de la prisión a convertirse. El narrador también describe la muerte de Perpetua. Mientras estuvo en prisión, Perpetua dice que Dios le dio visiones para tranquilizarla. Después de una, escribió: «Comprendí que debía luchar, no contra bestias, sino contra el diablo».

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