La Conferencia de Seguridad de Múnich se desarrolla este año con la cuestión de la guerra de Ucrania de fondo. A una semana de su primer aniversario, el conflicto ya ha atravesado varias fases y lleva semanas recrudeciéndose en la región oriental del Donbass. Ante esta situación de escalada, el debate gira en torno a la ayuda que los aliados de la OTAN y Occidente tienen que dar a Ucrania y el discurso inaugural, a cargo de Volodímir Zelenski, ha enfatizado en eso: la entrega de armas.

Zelenski se dirigió a los invitados a la Conferencia de forma remota. Su discurso fue muy claro y apuntó que sin vencer a Rusia, es “imposible” terminar con la guerra en Ucrania. El mandatario ucraniano sostuvo un discurso en el que alejó toda posibilidad de terminar con el actual conflicto por la vía diplomática e intentó interpelar a los países europeos, como ya es costumbre, recordando que de la seguridad de Ucrania depende Europa.

Para garantizar esa seguridad es fundamental el envío de armas, dijo Zelenski y advirtió que cualquier retraso o duda es un elemento a favor para los intereses del Kremlin, recordando que sus aliados, como Irán, pueden seguir suministrando materiales bélicos al ejército ruso. Durante las últimas semanas se han abierto varios debates en torno al envío de tanques y aviones a la guerra en el seno de la OTAN.

Durante los últimos meses, los miembros de la Alianza Atlántica han sido los principales responsables del suministro de armas y entrenamiento a las tropas ucranianas y ahora, muchos de ellos, se enfrentan a la realidad de los elevados costes que tiene esta situación y a la posibilidad de que Europa se sumerja en una economía de guerra para continuar con el suministro a Kiev. Esta posibilidad ha hecho que se debata sobre el aumento necesario del presupuesto en todos los países que forman parte de la OTAN.

La reunión es un altavoz importante para Zelenski, que lleva varias semanas repitiendo en diferentes países y a varios líderes lo que considera fundamental para tomar la delantera en la contienda. A la reunión asisten 40 jefes de Estado y de Gobierno, así como políticos y expertos en seguridad de casi 100 países, incluidos Estados Unidos, Europa y China.

Por primera vez en dos décadas, los organizadores de la conferencia no invitaron a funcionarios rusos. Los países occidentales han tratado de aislar diplomáticamente a Rusia por la invasión de Ucrania que comenzó el 24 de febrero de 2022.

Confianza en ganar la guerra a pesar del recrudecimiento en Bakhmut 

Zelenski recordó también los avances de Ucrania en la guerra, que durante estos meses ha logrado expulsar a los rusos de varios territorios ocupados y que consiguió repeler con éxito especialmente la ofensiva inicial hacia sus principales ciudades.

El mandatario se atrevió a decir que este año será en el que “el Goliat ruso caerá” y pronosticó que la siguiente Conferencia “será la primera que se pueda hacer después de la guerra”.

Sin embargo, aunque la victoria está “al alcance de la mano” para el líder ucraniano, esa realidad parece bastante distante.

La ofensiva protagonizada por el Ejército ucraniano durante la segunda mitad del año 2022 parece ser cosa del pasado y es ahora el Ejército ruso el que parece estar llevando la iniciativa, aunque de forma muy tímida, en la región del Donbass.

La línea del frente está claramente establecida para los dos bandos y la guerra en Ucrania se está convirtiendo en una de desgaste, con cuantiosas bajas y que parece estar lejos de presentar avances significativos. La ciudad en la que están los focos pendientes en el momento es Bakhmut, un lugar donde los enfrentamientos se han recrudecido y donde las víctimas se cuentan por miles.

Esta pequeña ciudad de la región de Donetsk, controlada por el momento por Ucrania, recibe un ataque constante por parte de las fuerzas rusas y corre el peligro inminente de quedar completamente sitiada. Se estima que en sus calles aún quedan unas 6.000 personas que han decidido no marcharse de sus hogares.

Con EFE y AP