El sociólogo de extracción marxista Juan José Sebreli destaca que Eva, en realidad, no tenía talentos artísticos, incluso su vocabulario reflejaba su condición de semi analfabeta. Sus verdaderas habilidades eran congraciarse y enrolarse con hombres mucho mayores que ella. De ahí que en forma socarrona la llamaban, mujer del pueblo.
Sus aventuras con industriales, artistas y directores de cine pueden ser estudiadas en varios trabajos bibliográficos, el del propio Márquez citado líneas arriba cuenta con mucha información. Acá nos interesa hablar de sus nefastas acciones cuando tuvo el poder de Argentina.
Empero, si de hablar de abusos y tropelías se trata, nada supera al cambio de calendario que se realizó en Argentina a pedido del matrimonio Perón, ya que el Senado y Cámara de Diputados de la nación, reunidos en Congreso en 19 de julio 1951, dieron sanción a la siguiente ley núm. 14.036, que decía lo siguiente:
Art. 1 Declárase Mes del Justicialismo el mes de octubre de 1952, en homenaje a la acción de justicia social cumplida por el excelentísimo señor presidente de la nación, general Juan Perón, y por la señora Eva Perón. Art. 2, En los años sucesivos se denominará Semana del Justicialismo la comprendida entre los días 14 al 20 inclusive, del mes de octubre.
Si tuviéramos que analizar los resultados del matrimonio Perón a la cabeza de Argentina, pues dan números rojos. Veamos:
La Argentina, que había sido el país productor y exportador de trigo por excelencia, pasó a importarlo. Se sacó al pueblo de los campos, y se montó una Argentina industrial a la diabla. Para 1952, esas comunidades se habían convertido en lugares ófricos e inmundos. Muchas de esas urbanizaciones forzadas son hoy, julio del 2024, las villas miserias de Buenos Aires, por ejemplo, Fuerte Apache.
En ese contexto de crisis generalizada, el 26 de julio de 1952, fallece Eva, a los 33 años. Nada le pudo venir mejor a Perón, puesto que explotó teatralmente la muerte de su mujer para desviar la atención de la crisis económica y mantener viva la propaganda política.
Mi abuela solía decir: “Detrás de todo gran hombre está una gran mujer, por lo general, se trata de su madre. Pero detrás de todo caudillo siempre hay una gran meretriz”. Viendo casos como el de Eva Perón en Argentina y Gabriela Zapata en Bolivia, me doy cuenta de que mi tata tenía mucha razón.
¿Algún día los hispanoamericanos dejaremos esa costumbre primitiva del fetichismo caudillista?