Guerra en Siria La súplica de auxilio de las carmelitas de Alepo: «Las masacres son indescriptibles»

«Nuestro Salvador Jesús es y será siempre el vencedor». Así concluye la carta que han remitido las monjas carmelitas de Alepo (Siria) al ex primer ministro francés François Fillon y que éste se ha encargado de difundir a través de sus redes. Pero, antes de concluir su misiva con esa bocanada de esperanza, relatan la crudeza de lo que están viviendo los cristianos y otras minorías en el país asiático. «Las masacres que han ocurrido y siguen ocurriendo en la costa noroeste de Siria, en la región alauita de donde es originaria la familia del antiguo presidente, son indescriptibles», lamentan las religiosas, muchas de ellas de origen francés.

«Es un crimen contra la humanidad, un verdadero genocidio», sentencian. «¿En qué es responsable el pueblo alauita, gente sencilla y muy pobre, de las décadas de gobierno de la familia Assad? Estupor, ira y miedo reinan por toda la región de Latakia y se extienden al resto del país. ¿Hacia dónde vamos? ¿Es que nadie va a defender a estos pobres que no tienen dinero, ni poder, ni medios para defenderse? Se lo suplicamos, recen y, en la medida de sus posibilidades, actúen para que cese esta masacre indigna de la humanidad», insisten las carmelitas de Alepo.

Las religiosas prosiguen con su aterrador relato: «Esta mañana hablamos con la hermana Rima, superiora de las carmelitas apostólicas de San José, en Latakia. Lloraba por teléfono. Ellas tienen un hogar para estudiantes, en su mayoría alauitas. Las pobres jóvenes se han vuelto locas de dolor al enterarse de la matanza de sus padres, hermanos, hermanas, amigos… Además de todo lo demás, la ciudad de Latakia lleva cinco días sin electricidad ni agua. Aquí también las privaciones se multiplican».

Según las religiosas, «esta tragedia ha provocado reacciones y manifestaciones en el país, pero, por desgracia, estas degeneran rápidamente en violencia». Y señalan al que consideran culpable: «El Gobierno no reacciona. ¿Cuál es su grado de responsabilidad en este drama?», se cuestionan. La respuesta de la Iglesia, a su juicio, ha sido la correcta: «Patriarcas y obispos han respondido con firmeza, exigiendo al gobierno que detenga esta masacre y que trabaje verdaderamente por el bien y la reconstrucción del país. Nuestro obispo latino, monseñor Jallouf, ha sido particularmente firme. Conoció bien a Jabhat al-Nusra en Idlib…», desvelan.

A pesar de toda la crueldad que están viviendo, «como en todas las catástrofes y revoluciones, el país también es testigo de hechos hermosos y acciones heroicas. Entre otros ejemplos, familias sunitas o chiitas han acogido y protegido a alauitas», aseguran. «Recemos para que los cristianos, muy perturbados, mantengan la confianza y no abandonen su tierra», señalan, a la vez que desean «una buena y santa Cuaresma. Nuestro Salvador Jesús es y será siempre el vencedor, por su entrega y su muerte de amor en la Cruz».