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Estados Unidos y el Clan del Golfo: Petro, en la encrucijada

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La designación del Clan del Golfo en Colombia como organización terrorista por parte del Gobierno de Trump es otra vuelta de tuerca en el enfoque militarista de EE. UU. hacia América Latina, según expertos.

En un paso más de su declarada lucha contra el narcotráficoEstados Unidos designó ahora al Clan del Golfo, en Colombia, como organización terrorista extranjera.

Esto se produce en medio de las tensiones entre EE. UU. y Colombia, en el contexto de la campaña militar del Gobierno de Donald Trump en aguas internacionales del Caribe frente a Venezuela, y tras el anuncio de la nueva estrategia de seguridad de EE. UU. hacia América Latina.

En vista ello, y de que el Gobierno de Gustavo Petro y el Clan del Golfo iniciaron diálogos de paz en septiembre, con Qatar, España, Noruega y Suiza como mediadores, ¿qué puede significar ahora esta medida? «En la práctica, conlleva la penalización financiera a personas, entidades o empresas, que puedan interactuar con el Clan del Golfo», explica a DW Elizabeth Dickinson, analista sénior de International Crisis Group (ICG) para Colombia.

Eso se traduce en «penalizar el apoyo material y logístico, e implica congelar activos, incluso por tener interacciones menores con esa organización, con el objetivo de desincentivar toda colaboración con el Clan del Golfo». Pero «la calificación no es en ningún sentido una justificación o autorización para el uso de la fuerza militar por parte de Estados Unidos», subraya Dickinson.

Doha, 5.12.2025: firma del acuerdo de paz entre el Gobierno de Colombia y la organización criminal Clan del Golfo.
Doha, 5 de diciembre de 2025: firma del acuerdo de paz entre el Gobierno de Colombia y representantes del Clan del Golfo, declarado organización terrorista por EE. UU.Imagen: Mahmud Hams/AFP

Un «mal momento»

«Esto llega en un mal momento», dice a DW Viviana García Pinzón, experta en seguridad e investigadora del instituto Arnold Bergstraesser (ABI), asociado a la Universidad de Friburgo. «Justamente ahora se había alcanzado un segundo acuerdo con el Clan del Golfo, y eso podría ser un avance en la política de paz total de Petro, que ha experimentado muchos obstáculos».

Y coincide con Dickinson en que cualquier intervención en Colombia «iría en contra del derecho internacional». Pero advierte que «en el pasado, desde los años 90, Estados Unidos ha usado el argumento del terrorismo para lanzar intervenciones militares, contra el derecho internacional y contra la ONU».

Para Christian Chacón, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad de Bogotá Jorge Tadeo Lozano  (UTADEO), la designación del Clan del Golfo como organización terrorista «es la parte visible de la presión por parte del Departamento de Estado de Estados Unidos, pero tiene una segunda cara: es un guiño importante de la Administración Trump a algunas fuerzas políticas en Colombia que no están de acuerdo con la política de paz total del presidente Gustavo Petro». Ya en septiembre, Trump descertificó a Colombia , retirándolo de la lista de países que luchan contra el narcotráfico, y en octubre llamó a Petro «líder del narcotráfico», tensando aún más la cuerda diplomática.

¿Hasta dónde podría llegar la «mano dura» de EE. UU.?

El Clan del Golfo (que se autodenomina Ejército Gaitanista de Colombia, EGC), es considerado heredero de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC). Es la mayor organización criminal paramilitar colombiana, con unos 9.000 integrantes, y se dedica principalmente al narcotráfico, la minería ilegal y el tráfico de migrantes.

¿Qué posibilidades concretas hay de que, con esta designación, se frenen sus actividades ilegales? Christian Chacón dice ser poco optimista al respecto. Y subraya que «este golpe de Trump cae sobre la mesa de las negociaciones de paz, y Petro está entre la espada y la pared, en una encrucijada muy compleja, pues esa mesa está siendo muy difícil de conformar y consolidar».

Imagen de una confiscación de cocaína por las fuerzas de seguridad colombianas en Bogotá.
El Clan del Golfo se dedica a la producción y venta de coca y cocaína en Colombia, además del tráfico de migrantes y la minería ilegal. Aquí, una confiscación de cocaína por las fuerzas de seguridad colombianas en Bogotá.Imagen: Externos/colprensa/dpa/picture alliance

«Esta situación es ideal para Trump, porque le vuelve a abrir el camino, en las elecciones presidenciales de 2026, a candidatos colombianos que quieren transformar esta estrategia de paz total en una estrategia militar, un poco como la que hubo en el Gobierno de Álvaro Uribe», agrega. Al respecto, Viviana Pinzón señala que Colombia «está de cara a un ciclo electoral decisivo», y menciona la victoria de José Antonio Kast en Chile como «muestra de las nuevas dinámicas y alineamientos en la región».

«En el contexto en el que la Administración Trump está tomando una posición de mano dura contra el narcotráfico en la región, es claramente un mensaje a Colombia de que busca una respuesta más contundente” ante la actividad de ese grupo, sostiene Elizabeth Dickinson.

El crecimiento significativo del Clan del Golfo en los últimos años como organización armada excesivamente descentralizada, «que trabaja vendiendo sus franquicias a distintos mercaderes de la guerra”, dice Chacón, abre interrogantes sobre cómo la política de Trump al respecto podría afectar a Colombia.

Para Dickinson «es prioridad proteger a la población civil», por lo cual «es importante avanzar en una estrategia negociada». No es la primera vez que un gobierno colombiano negocia con una organización designada como grupo terrorista. Ya lo hizo con el ELN y las antiguas FARC. «Pero ahora, las autoridades colombianas -y también las de Qatar y otros mediadores- tendrán que evaluar cuáles pueden ser las implicancias políticas frente a su relación con Estados Unidos», aclara.

Reactivación del enfoque militarista de EE. UU.

Viviana García Pinzón dice que, «entre los argumentos de Trump, esta vez está el fentanilo, pero el Clan del Golfo es un actor mayor en las economías de la coca y de la cocaína, no tanto en la del fentanilo». Además de que «no es algo unilateral: América Latina produce, pero en Estados Unidos está la demanda de droga». Y consigna que «con Trump, la complejidad de ese tema ha sido desechada. Para su gobierno, se trata de la guerra contra las drogas en su versión más cruda, que se ha demostrado que no funciona, y en la que, al final, muchas personas pierden la vida y los costos en términos de derechos humanos son muy altos».

Para García Pinzón, esta designación de EE. UU. «representa claramente una reactivación de la guerra contra las drogas para poder intervenir en la región, en el contexto de la escalada y el despliegue militar en el Caribe, un paso más en el avance hacia la nueva estrategia política de Trump hacia América Latina, que es considerada nuevamente el ‘patio trasero’ por Estados Unidos».

Por su parte, Christian Chacón opina que el llamado «corolario Trump» de la doctrina Monroe (1823), apodado «doctrina Donroe”- está muy articulado en la política «del garrote y la zanahoria», como se vio en el caso del rescate financiero a Argentina, en octubre, con el presidente Javier Milei como su aliado. Y se ve también ahora, en el reciente «bloqueo total y completo” anunciado por Trump de los buques petroleros sancionados de Venezuela.

¿Qué respuesta se puede esperar del Gobierno colombiano y qué reacción habrá por parte del Clan del Golfo? «Lo impredecible de la política de Trump y su estrategia militarista complican mucho más el escenario para Colombia en cuanto a la búsqueda de vías alternativas de resolución de conflictos y de la violencia”, concluye Viviana García Pinzón.

Fuente: DW

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