Entrevista al Papa Francisco: «Putin no para, quiero encontrarme con él en Moscú. No voy a ir a Kiev ahora «

La frase se ha repetido muchas veces estos días. Con gracia y una amplia sonrisa. Y esto es lo primero que dice (participa en la entrevista Fiorenza Sarzanini, subdirectora del Corriere ) apenas entran al living de Santa Marta: » Disculpen si no puedo levantarme a saludar, los médicos tienen me dijo que tengo que sentarme por la rodilla «.

Hoy el Papa Bergoglio tendrá que hacer una pequeña intervención , una infiltración, para superar un dolor que no le permite moverse, para participar como le gustaría en las audiencias y encuentros con los fieles. “Tengo una rotura de ligamentos, me operaré con infiltraciones y ya veremos -dice-. Hace tiempo que estoy así, no puedo caminar.Una vez los papas solían ir con la silla gestacional. También se necesita un poco de dolor, humillación…».

Pero esta no es la principal preocupación del Pontífice. Hablar de lo que está sucediendo en el corazón de Europa ( leer todas las actualizaciones de guerra en vivo aquí ) lo atormenta. “Alto”, alto a la guerra es el llamado que se grita desde el pasado 24 de febrero, cuando los ejércitos rusos invadieron Ucrania y la muerte y la destrucción se convirtieron en un elemento terrible de nuestras vidas europeas. Lo vuelve a repetir, ese llamamiento. Con el desánimo de los que ven que no pasa nada.

Hay una veta de pesimismo en las palabras con las que Bergoglio recuerda los esfuerzos que está realizando junto al secretario de Estado de la Santa Sede, Pietro Parolin .(«Verdaderamente un gran diplomático, en la tradición de Agostino Casaroli, sabe moverse en ese mundo, confío mucho en él y me apoyo en él»), para al menos obtener un alto el fuego .

El Pontífice alinea todos los intentos y repite varias veces que está listo para ir a Moscú . «El primer día de la guerra llamé por teléfono al presidente ucraniano Zelensky -dice el Papa Francisco-, Putin en cambio no lo llamé . Lo escuché en diciembre por mi cumpleaños pero esta vez no, no llamé. Quería hacer un gesto claro para que todo el mundo lo viera y para ello acudí al embajador ruso. Les pedí que me explicaran, dije «por favor, paren». Y luegoLe pedí al cardenal Parolin, después de veinte días de guerra, que le enviara a Putin el mensaje de que estaba dispuesto a ir a Moscú . Por supuesto, era necesario que el líder del Kremlin permitiera algunas ventanas. Todavía no hemos recibido respuesta y seguimos insistiendo, aunque me temo que Putin no puede y no quiere tener esta reunión ahora mismo. Pero tanta brutalidad ¿cómo no detenerla? Hace veinticinco años vivimos lo mismo con Ruanda».

La preocupación de la OTAN y el Kremlin del
Papa Francisco es que Putin, de momento, no se detenga . También trata de pensar en las raíces de este comportamiento, en las razones que lo empujan a una guerra tan brutal. Quizá los «ladridos de la OTAN a la puerta de Rusia» provocaron que el jefe del Kremlin reaccionara mal y desencadenara el conflicto. «Un enfado que no sé si fue provocado -se pregunta- pero quizás apaciguado, sí» .

Y ahora aquellos que se preocupan por la paz se enfrentan a la gran cuestión del suministro de armas por parte de las naciones occidentales a la resistencia ucraniana. Un tema en el que no todos están de acuerdo, que divide el mundo católico y el pacifista. El Pontífice se muestra dudoso, su doctrina siempre ha tenido en el centro el rechazo a la carrera armamentista, el no a la escalada en la producción de armas que tarde o temprano alguien decide probar sobre el terreno, provocando muerte y sufrimiento. «No puedo responder, estoy demasiado lejos, a la pregunta de si es correcto abastecer a los ucranianos– razona -.Lo claro es que en esa tierra se están probando armas. Los rusos ahora saben que los tanques sirven de poco y están pensando en otras cosas. Las guerras se libran para esto: para probar las armas que hemos producido. Este fue el caso de la Guerra Civil Española antes de la Segunda Guerra Mundial. El comercio de armas es un escándalo, pocos se oponen. Hace dos o tres años llegó a Génova un barco cargado de armas que hubo que trasladar a un gran carguero para transportarlas a Yemen. Los trabajadores del puerto no querían hacerlo. Dijeron: pensemos en los niños de Yemen. Es una cosa pequeña, pero un bonito gesto. Debería haber tantos así».

Las palabras de Francesco, en la conversación, siempre vuelven a lo que es más correcto hacer. Muchos le han pedido el gesto simbólico deuna visita a Ucrania . Pero la respuesta es clara: « No voy a Kiev por ahora – explica -. Envié al Cardenal Michael Czerny, (prefecto del Dicasterio para la Promoción del Desarrollo Humano Integral) y al Cardenal Konrad Krajewski, (limosnero del Papa) que fueron allí por cuarta vez. Pero siento que no tengo que ir. Primero tengo que ir a Moscú, primero tengo que reunirme con Putin . Pero yo también soy sacerdote, ¿qué puedo hacer? Hago lo que puedo. Si Putin abriera la puerta…».

La Iglesia Ortodoxa
¿Podría el patriarca Kirill, líder de la Iglesia Ortodoxa Rusa, ser el hombre que pueda persuadir al líder del Kremlin para que abra una puerta? El Pontífice niega con la cabeza y dice: «Hablé con Kirill durante 40 minutos por zoom. Los primeros veinte con tarjeta en mano me leyó todas las justificaciones de la guerra. Escuché y le dije: no entiendo nada de esto. Hermano, no somos clérigos de Estado , no podemos usar el lenguaje de la política, sino el de Jesús, somos pastores del mismo pueblo santo de Dios, por eso debemos buscar caminos de paz, para poner fin a los disparos de armas El Patriarca no puede transformarse en monaguillo de Putin.Tenía una reunión programada con él en Jerusalén el 14 de junio. Sería nuestro segundo cara a cara, nada que ver con la guerra. Pero ahora él también está de acuerdo: paremos, podría ser una señal ambigua».

El Vía Crucis
La alarma de una guerra mundial en pequeños pedazos que el Papa Bergoglio había librado en los últimos años se está convirtiendo, por tanto, en algo que debe sacudir la conciencia de todos. Porque, para el Pontífice, también estamos más allá de las pequeñas piezas, estamos en una realidad que realmente puede conducir a una guerra mundial.

“Mi alarma no fue un mérito, sino solo la observación de la realidad: Siria, Yemen, Irak, en África una guerra tras otra. Hay intereses internacionales en cada bit. No se puede pensar que un estado libre pueda hacer la guerra a otro estado libre. En Ucrania fueron los demás quienes crearon el conflicto. Lo único que se le echa en cara a los ucranianos es que reaccionaron en el Donbass, pero hablemos de hace diez años. Ese argumento es viejo. Por supuesto que son un pueblo orgulloso. Por ejemplo, cuando para el vía crucis había dos mujeres, una rusa y otra ucraniana, que tenían que leer juntas la oración, hacían un escándalo. Así que llamé a Krajewski que estaba allí y me dijo: para, no leas la oración. Tienen razón, incluso si no lo entendemos completamente. Así que permanecieron en silencio. Tienen una susceptibilidad, se sienten vencidos o esclavizados porque en la Segunda Guerra Mundial pagaron tanto. tantos muertos,es un pueblo mártir . Pero también estamos atentos a lo que pueda pasar ahora en Transnistria».

La espera del 9 de mayo
La conversación sobre la guerra llega a su fin y la síntesis parece pesimista: “ Para la paz no hay voluntad suficiente – es la amarga observación de Francisco – la guerra es terrible y hay que gritarla. Por eso quise publicar un libro con Solferino que tiene como subtítulo El coraje para construir la paz .

Orbán, cuando lo conocí, me dijo que los rusos tienen un plan , que el 9 de mayo todo habrá terminado.. Espero que así sea, así entenderíamos también la velocidad de la escalada de estos días. Porque ahora no es solo el Donbass, es Crimea, es Odessa, le está quitando el puerto del Mar Negro a Ucrania, eso es todo. Soy pesimista , pero debemos hacer todos los gestos posibles para detener la guerra».

La política de Roma
La mirada también se dirige a las acciones que nuestro país puede poner en marcha. “Italia está haciendo un buen trabajo -dice el Pontífice-. La relación con Mario Draghi es buena, es muy buena . En el pasado, cuando estaba en el Banco Central Europeo, le pedí consejo. Es una persona directa y sencilla. Yo admiraba a Giorgio Napolitano , que es genial, y ahora admiro mucho a Sergio Mattarella .. Respeto mucho a Emma Bonino : no comparto sus ideas pero conoce África mejor que nadie. Delante de esta mujer digo, chapeau ».

No quiere hablar demasiado de política y de los políticos italianos. Recomienda a todos seriedad y capacidad para gestionar los éxitos del momento que muchas veces se vuelven efímeros. Todavía está a tiempo, en el cierre de la entrevista, de hacer un balance del cambio en la Iglesia, el reto al que ha dedicado y dedicará el máximo empeño.

“A menudo me he encontrado con una mentalidad preconciliar que se disfrazaba de conciliar. En continentes como América Latina y África fue más fácil. En Italia es quizás más difícil. Pero hay buenos sacerdotes, buenos párrocos, buenas monjas, buenos laicos. Por ejemplo, una de las cosas que trato de hacer para renovar la Iglesia italiana es no cambiar demasiado a los obispos. El cardenal Gantin dijo que el obispo es el esposo de la Iglesia, cada obispo es el esposo de la Iglesia de por vida. Cuando hay un hábito, es bueno. Por eso trato de nombrar sacerdotes, como sucedió en Génova, Turín, Calabria. Creo que esta es la renovación de la Iglesia italiana .. Ahora la próxima asamblea tendrá que elegir al nuevo presidente de la CEI, trato de encontrar a uno que quiera hacer un cambio bonito. Prefiero que sea cardenal, que tenga autoridad. Y que tenga la posibilidad de elegir al secretario, que pueda decir: quiero trabajar con esta persona».

El último pensamiento es para el cardenal Martini , de quien el Papa releyó un artículo «perfecto», después del 11 de septiembre, sobre terrorismo y guerra. «Es tan relevante que pedí volver a publicarlo en el Osservatore romano. Seguir en los periódicos para investigar la realidad, para contarla. Es un servicio al país que siempre le estaré agradecido».

Fuente: Sistema integrado digital