Después de haber incendiado el país durante el gobierno de Iván Duque para rechazar una reforma tributaria con la que se buscaba recaudar 23,4 billones de pesos (6294 millones de dólares) con un extenso paro que se torno violento, Gustavo Petro, ahora no en la oposición sino desde la silla presidencial, presentó este lunes al Congreso su tercera reforma tributaria, cuya meta de recaudación es de 26,3 billones de pesos (6546 millones de dólares), en la que se contempla un aumento de impuestos tanto en el IVA como en la retención de la fuente hasta en una larga lista de rubros entre los que se incluyen bebidas alcohólicas, eventos de entretenimientos, juegos de azar, iglesias, vehículos híbridos e incluso alimentos como café, arroz, pastas, aceites, entre muchos otros.
El encargado de radicar el proyecto ante el Congreso fue el ministro de Hacienda, Germán Ávila, que lo justificó alegando que es necesario para garantizar «la estabilidad de las finanzas» del país. Durante la presentación, agregó que espera que sea discutido en paralelo con el Presupuesto General de la Nación de 2026, que incluye el dinero de la reforma tributaria, llamada «Ley de Financiamiento» por la administración del presidente Gustavo Petro, criticada por su elevado nivel de gasto y un déficit fiscal superior a 7 % del PIB.