“¿Disidencia? No hemos cambiado una coma en la parte ideológica, seguimos siendo revolucionarios que buscan el poder para el pueblo por la vía político-militar”, dice Aldemar, de 32 años «Las Farc están vivas, la guerra continúa». Aldemar acomoda el fusil de asalto M-16 sobre las rodillas, se cala la gorra verde US Army y dispara advertencias. La paz nunca llegó a esta zona del sureste selvático de Colombia. Desde que se apartó del proceso de paz que busca extinguir el último conflicto armado de América, Aldemar y los guerrilleros que comanda son cazados por el ejército como disidentes. «¿Disidencia? No hemos cambiado una coma en la parte ideológica, seguimos siendo revolucionarios que buscan el poder para el pueblo por la vía político-militar», dice este hombre de 32 años a la AFP en medio de un fuerte aguacero, a orillas del río Inírida, en el departamento de Guaviare. Aldemar casi nunca baja la mirada, lleva vaqueros y una camiseta de la selección colombiana de fútbol. Es la primera vez que habla con la prensa desde que comenzó la persecución oficial, aunque evita mostrar su rostro ante las cámaras. Fuente: El Heraldo]]>