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Internacional

Italia clausura la academia ultraderechista de Bannon

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La cartuja de Trisulti, un antiguo monasterio construido en el 1204 en Collepardo, a 130 kilómetros al sur de Roma, ya no será la sede del instituto católico Dignitatis Humanae (IDH), una especie de think thank para propagar políticas ultraconservadoras desde el catolicismo que abandera un personaje conocido mundialmente: Steve Bannon, el exasesor de Donald Trump que ahora quiere unir a los partidos populistas en Europa.

El ministro de Cultura italiano, Alberto Bonisoli, anunció ayer que ha iniciado los procedimientos para revocar la concesión debido “a la violación de diferentes obligaciones contractuales”, con lo que la academia judeocristiana que Bannon pretendía inaugurar entre las colinas de Collepardo no debería ver la luz.

Como contó hace unos meses a este diario Benjamin Harnwell, fundador y presidente del IDH, desde este lugar pretendían formar futuros líderes desde el prisma del ultracatolicismo, con modelos como el ministro del Interior italiano Matteo Salvini o el premier húngaro Viktor Orbán. Querían empezar a partir de este verano a dar clases de filosofía, teología, economía e historia. La idea de Bannon, según Harnwell, era poner en el centro lo que ellos llaman los “valores judeocristianos”. Entre los miembros del instituto se encuentra el cardenal estadounidense Raymond Burke, conocido por ser el cabecilla del frente conservador opositor al papa Francisco, uno de los que envió la famosa carta de las dubia (dudas), que protestaba porque el Papa plantease que los divorciados vueltos a casar pudieran comulgar en algunos casos. La academia buscaba luchar como lobby para extender políticas contra el aborto, contra los homosexuales, contra la inmigración, contra los musulmanes e incluso contra la igualdad.

Pero desde que la anterior administración italiana asignara por concurso en febrero del 2018 la gestión de la cartuja de Trisulti al IDH, la decisión ha generado mucha polémica. Primero, por las sombras que pesan sobre la concesión. El Ministerio de Cultura de entonces asignó la cartuja de Trisulti al IDH por 19 años gracias a una cuantiosa oferta de 100.000 euros anuales. Según descubrió La Repubblica, la carta necesaria para el concurso, que contenía un plan de negocio avalado por una institución bancaria danesa, era fraudulenta. Además, en el concurso el think thank declaró tener objetivos de carácter religioso (no se hablaba de ningún fin político) algo que se ha descubierto finalmente falso. Entre las irregularidades que cita el subsecretario de Cultura Gianluca Vacca, la fundación IDH no tenía el reconocimiento de personalidad jurídica, ni los objetivos de promoción o conocimiento de bienes culturales, ni tampoco experiencia en el sector.

Los vecinos de Collepardo han protestado repetidamente contra el instituto, porque pensaban que las ideas ultranacionalistas de Bannon no concuerdan con el espíritu de paz para peregrinos y excursionistas que debería tener el monasterio. Los locales también estaban indignados porque ya no podían acceder a la cartuja libremente, como sucedía anteriormente, sino sólo con visitas guiadas. Con todo esto, parece que el fin de la incubadora ultra de Bannon en las afueras de Roma se da por descontado.

Fuente: La Vanguardia

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