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Unas cuántas verdades

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¿Por qué no podemos?

febrero 27, 2020 lalinternaazul@wp 0 Columnistas, Opinión,
26/02/2020 | Por: Luis Alfonso García Carmona | lugarmed@une.net.co

No obstante la abundante evidencia científica existente sobre los daños asociados al consumo de alimentos con elevado contenido de energía (calorías) o de nutrientes críticos (grasas, sodio, azúcares), la ausencia de la actividad del Estado en esta materia es desconcertante.

Según fuentes de la Organización Mundial de la Salud, los principales factores de riesgo que conducen a la muerte por ENT (enfermedades no transmisibles) son la obesidad, los malos hábitos alimenticios y el sedentarismo. ¿Dónde está la política de salud estatal que le dé respuesta a semejante tragedia?

Chile, en cambio, nos da un ejemplo digno de ser imitado a la mayor brevedad. Mediante la Ley 20.606 han ordenado a todos los fabricantes de bebidas y alimentos etiquetar sus productos con sellos con las leyendas ALTO CONTENIDO EN GRASAS SATURADAS, ALTO CONTENIDO EN CALORÍAS, ALTO CONTENIDO EN AZÚCARES O ALTO CONTENIDO EN SODIO, cuando éstos exceden los límites dispuestos por el Ministerio de Salud. No se podrán distribuir ni vender tales alimentos en los establecimientos de educación y su publicidad está restringida. Aquí, en contraste, a los niños se les lava el cerebro desde la televisión para que se atiborren de todo lo que les causa grave deterioro a su salud. https://www.minsal.cl/wp-content/uploads/2015/08/Informe-T%c3%a9cnico-Decreto-13.pdf

Tienen obligación los maestros de desarrollar sanos hábitos alimenticios entre sus alumnos. En Colombia, como sabemos, no sólo reciben una pésima preparación académica de los maestros afiliados a FECODE, sino que, además, les inculcan el odio de clases y las mentiras sobre los paraísos socialistas.

Cumple el Estado chileno, asimismo, con la tarea de incentivar la mejora de los alimentos, reduciendo el IVA a los que son reformulados para hacerlos menos perjudiciales para la salud.

¿Por qué no podemos tomar estas medidas que de verdad benefician a la población, le aseguran más y mejores años de vida, descongestionan los servicios de salud y le ahorran millones de pesos al presupuesto de la salud?

En primer lugar, falta voluntad política para hacerlo. Hay dinero para la guerrilla, para la ideología de género, para la práctica generalizada del aborto, para calmar a los indígenas, los estudiantes, y todo el que se dedique a realizar marchas violentas, pero no la hay para prevenir la salud del pueblo colombiano.

Los congresistas, entre los cuales cuentan con médicos dedicados a favorecer a las FARC pidiendo más curules para estos criminales, están en deuda con sus electores. No se les ocurre presentar un proyecto de ley como el chileno y, en caso de que lo hicieran, no resistirán el lobby de las empresas que preferirán comprar sus conciencias en lugar de renunciar a sus actuales beneficios.

Es una buena muestra de que el país sigue de tumbo en tumbo hasta que llegue la RECONSTRUCCIÓN NACIONAL que todos esperamos. Esa mayoría silenciosa que empieza a despertar, ya no cree que otros harán por el país lo que se requiere. Son tantas las veces en que los elegidos al poder cambian su discurso después de posesionarse, que ya nadie cree en ellos. También por la salud del pueblo, seguiremos pregonando la necesidad de unirnos bajo la bandera de la RECONSTRUCCIÓN NACIONAL.

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