Es la novena vez en lo corrido de mayo que las tropas rusas atacan la capital ucraniana y el segundo gran asalto contra la urbe en los últimos dos días. Una clara escalada del conflicto después de semanas de relativa calma y de cara a la anunciada contraofensiva del país invadido.

El asalto fue perpetrado con bombarderos estratégicos procedentes de la región del Caspio y misiles de crucero. Además, Rusia desplegó posteriormente naves de reconocimiento sobre la capital, según señaló la administración militar de Kiev.

Las autoridades del país invadido desde hace 15 meses aseguraron que sus defensas aéreas, suministradas por Occidente, interceptaron y derrumbaron 29 de los 30 misiles disparados por Moscú. Asimismo, Kiev afirma que derribó al menos dos drones explosivos.

Sin embargo, uno de los proyectiles impactó contra un edificio industrial en Odessa, en el sur de Ucrania, lo que dejó al menos una persona muerta y dos heridas, según indicó Serhiy Bratchuk, portavoz de la administración militar de esa región.

“Una persona ha muerto en los ataques con misiles rusos sobre Odessa (…) La mayoría de los misiles enemigos fueron derribados sobre el mar por las fuerzas de defensa antiaérea. Desafortunadamente, un objeto industrial fue alcanzado, una persona murió, dos resultaron heridas», detalló Bratchuk.

Rusia asegura que golpeó «objetivos ucranianos con misiles de alta precisión»

El Ministerio de Defensa ruso sostuvo que sus embestidas estuvieron dirigidas contra «objetivos militares» y que lo hizo con misiles de alta precisión.

Moscú indicó que en su nueva ronda de asaltos utilizó misiles hipersónicos, que el presidente Vladimir Putin ha promocionado repetidamente como una «ventaja estratégica clave».

Los misiles, que se encuentran entre las armas más avanzadas del arsenal de Rusia, son difíciles de detectar e interceptar debido a su velocidad hipersónica y maniobrabilidad.

Pero los sofisticados sistemas de defensa aérea occidentales, incluidos los misiles Patriot, fabricados por Estados Unidos, han ayudado a salvar a Kiev del tipo de destrucción presenciada a lo largo de la principal línea del frente de batalla en el este y el sur del país.

Rusia aumenta su furia de cara a la anunciada contraofensiva ucraniana

La lucha terrestre está en gran medida estancada a lo largo de la línea del frente en el este del territorio ucraniano, donde ambos bandos atacan a su contra parte con armas de largo alcance.

Los combates más intensos se han centrado en la batalla por la ciudad de Bakhmut y sus alrededores, en la provincia de Donetsk, en la gran región del Donbass, donde en los últimos días altos mandos militares ucranianos han afirmado que el Ejército local avanzó unos 20 kilómetros.

Al mismo tiempo, Yevgeny Prigozhin, jefe y fundador del grupo de mercenarios Wagner, cuyas tropas han encabezado la batalla de Moscú en Bakhmut, afirmó que las unidades del Ejército ruso se habían retirado de sus posiciones al norte de la ciudad. Información que no ha sido confirmada por el Kremlin ni de forma independiente, debido a las dificultades para acceder al terreno.

Prigozhin se ha destacado en las últimas semanas por ser crítico feroz de los altos comandantes del Ejército ruso, debido a lo que denuncia como una falta de suministro de armas para la fuerza paramilitar privada.

En los últimos meses, Ucrania ha informado que se prepara para lanzar un ataque a gran escala con el que espera recuperar territorios arrebatados por las tropas invasoras.

Funcionarios occidentales señalan que muchas de las capacidades militares de Kiev se están «juntando» ahora, incluida su capacidad para desplegar tanques, vehículos de combate e ingenieros de combate. Los militares de Kiev también se concentran en limpiar minas, salvar ríos y atacar objetivos de largo alcance.

Por su parte, Rusia asevera que sus defensas están «potencialmente formidables» y  protegidas por «extensos campos de minas».

Expertos militares resaltan que con los últimos ataques el Kremlin estaría intentando sofocar los sistemas de defensa ucranianos, previo a la esperada contraofensiva.

Con AP, Reuters y medios locales