Tensión en la península coreana: Japón en alerta tras lanzamiento de misiles desde Pyongyang

Las alarmas sonaron este 3 de noviembre desde teléfonos móviles, radios y altavoces públicos, para miles de japoneses. Los pescadores se apresuraron a regresar a la costa, mientras otros habitantes buscaron refugio.

Todos intentaban resguardarse ante la nueva serie de lanzamientos de misiles de Corea del Norte, que entre las 7:30 y las 9:00 a.m., hora local, apuntó hacia la costa oriental japonesa.

Pyongyang lanzó al menos tres proyectiles, incluido un misil balístico intercontinental (ICBM), informaron las autoridades locales.

La prueba del ICBM estuvo seguida de dos armas balísticas de corto alcance hacia el mar. Una acción que ocurrió justo un día después del aluvión de misiles, al menos 23, disparados en dirección a Corea del Sur, la mayor cantidad que Pyongyang ha disparado en un solo día.

Japón extendió los avisos principalmente a las prefecturas de Miyagi, Yamagata y Niigata, donde las autoridades detuvieron temporalmente el servicio de trenes como medida de seguridad.

“Es una suerte que al menos no haya sobrevolado Japón, pero es impensable cuántas veces pueden violar las resoluciones de la ONU y seguir repitiendo estos actos ilegales”, aseguró Oshio Sumie, un residente de Tokio.

Los nuevos lanzamientos fueron rápidamente condenados por Seúl y Washington. La Administración de Joe Biden señaló que está dispuesto a tomar “todas las medidas necesarias” para garantizar su seguridad y la de sus aliados en Asia.

“Este lanzamiento, además del de otros misiles balísticos esta semana, es una violación flagrante de múltiples resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU y aumenta innecesariamente las tensiones y se corre el riesgo de desestabilizar la situación de seguridad en la región”, afirmó el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de EE. UU., Adrienne Watson.

Seúl: Lanzamiento de misil balístico intercontinental pudo ser una prueba fallida

El Ejército surcoreano señaló que la caída del misil balístico intercontinental en las aguas orientales japonesas pudo tratarse de una prueba fallida.

Fuentes de defensa surcoreanas subrayaron que el ICBM fue disparado desde los suburbios de Pyongyang, pero luego, durante su trayectoria, habría fallado tras la separación de las secciones de propulsor y ojiva.

El misil de mayor alcance pareció ser disparado en un ángulo alto, posiblemente para evitar ingresar al territorio de los vecinos, alcanzando una altitud máxima de 1.920 kilómetros y viajando alrededor de 760 kilómetros, según explicó la institución castrense.

“Se presume que el lanzamiento de ICBM de Corea del Norte terminó en un fracaso”, remarcó el Ejército de Seúl, citado por la agencia de noticias Yonhap.

Los nuevos desafíos que presenta Pyongyang son respondidos con la movilización de la Fuerza Aérea de Corea del Sur y la extensión de los ejercicios aéreos conjuntos con Estados Unidos, los mayores jamás realizados, debido a las «provocaciones recientes» de la Administración de Kim Jong Un, indicaron ambos gobiernos.

«Las fuerzas aéreas conjuntas acordaron extender el simulacro Vigilant Storm que comenzó el 31 de octubre con respecto a las recientes provocaciones del Norte», confirmó la institución surcoreana en un comunicado.

Las fuerzas de EE. UU. y Seúl han desplegado más de 200 aviones de combate, incluidos aviones F-35 avanzados, para los ensayos denominados ‘Tormenta Vigilante’, que inicialmente estaban programados hasta el viernes 4 de noviembre.

La fecha en la que concluiría esta misión conjunta no ha sido revelada.

¿Por qué Pyongyang aumenta el lanzamiento de misiles?

Los expertos explican que tales pruebas podrían llevar a Corea del Norte un paso más cerca de su objetivo de construir un arsenal nuclear completo, que amenaza a los aliados regionales de EE. UU. y también al territorio estadounidense.

Las autoridades norcoreanas estarían escalando en una política arriesgada destinada a obligar a Washington a aceptar su país como una potencia nuclear para negociar concesiones económicas y de seguridad desde una posición de fuerza.

Las conversaciones sobre desarme nuclear entre EE. UU. y Pyongyang se han estancado desde 2019 en medio de los desacuerdos sobre una relajación de las sanciones paralizantes dirigidas por Estados Unidos contra la Administración de Kim Jong-Un, en un intento por generar pasos hacia su desnuclearización.

Pero Corea del Norte ha aumentado sus demostraciones de armas a un ritmo récord este año con el lanzamiento de decenas de proyectiles, incluidos misiles balísticos intercontinentales, como lo hizo el pasado marzo y mayo, mientras aprovecha la distracción creada por la guerra de Rusia en Ucrania.

Además, los analistas destacan que Pyongyang estaría tomando ventaja de la pausa diplomática sobre su desnuclearización para impulsar el desarrollo de armas y aumentar la presión sobre Estados Unidos y sus aliados asiáticos.

Corea del Norte ha puntuado sus pruebas con una doctrina nuclear escalonada que autoriza ataques nucleares preventivos en una variedad de situaciones de crisis vagamente definidas. Y podría subir su apuesta en las próximas semanas con una prueba nuclear, que sería la séptima, señalan funcionarios estadounidenses y surcoreanos.

Otras de las explicaciones a la renovada furia norcoreana son los ensayos aéreos entre Washington y Seúl que iniciaron el pasado 31 de octubre, especialmente por la utilización de los cazas furtivos estadounidenses.

«A Corea del Norte realmente no le gustan estos grandes ejercicios aéreos combinados fundamentalmente porque emplean F-35 que pueden usarse para ataques de decapitación (estrategia militar para eliminar el control de un gobierno) contra el régimen y frente a los que es muy difícil que las defensas aéreas de Corea del Norte se recuperen», aseguró Mason Richey, profesor en la Universidad de Estudios Extranjeros de Hankuk, en Seúl.

Justamente, el miércoles 2 de noviembre la ronda de disparos norcoreanos hacia el Sur ocurrieron horas después de que Pyongyang advirtiera que Washington y Seúl «pagarán el precio más horrible de la historia» en protesta por los ejercicios militares en curso, que considera una preparación para una posible invasión.

Actualmente, tanto la avalancha de disparos de misiles norcoreanos como la perspectiva de una nueva prueba nuclear, acentúan las limitadas opciones que Washington y sus aliados tienen para evitar que Pyongyang avance en sus programas balísticos.

Por ahora, los aliados recurren a importantes ejercicios militares conjuntos para «disuadir» los planes de Kim Jong Un, pero funcionarios estadounidenses activos y retirados han advertido que esas acciones podrían contribuir a aumentar las tensiones.

Con Reuters, AP y EFE