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Putin da la bienvenida a los talibanes con nexos comerciales en juego

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Putin recibe a los talibanes porque los necesita. El grupo fundamentalista tiene interés en comprar petróleo y gas a Rusia, un negocio que en medio de las sanciones económicas oxigenaría las arcas de Moscú

Los representantes del régimen talibán arribarán a Rusia ataviados con sus mejores shalwar kameez -traje tradicional de túnica y pantalón- para participar en el Foro Económico Internacional de San Petersburgo (SPIEF) entre el 15 y 18 de junio revela Reporterly en Twitter.

El gobierno de Vladimir Putin recibirá al grupo extremista Islámico que tomó el poder en Afganistán en agosto del año pasado luego del caótico retiro de tropas de Estados Unidos para hablar de cooperación logística, energía verde, ética digital, comercio electrónico trasnacional, patriotismo de consumidores y su nueva marca “made in Russia”.

 

 

Una alianza en crisis

Putin recibe a los talibanes porque los necesita. El grupo fundamentalista tiene interés en comprar petróleo y gas a Rusia, un negocio que en medio de las sanciones económicas oxigenaría las arcas de Moscú, en medio de las sanciones impuestas por la guerra que mantiene desde hace tres meses en Ucrania.

Kabul capitaliza a favor la coyuntura y puja por retomar el proyecto del gasoducto TAPI, ideado para transportar gas a través de Turkmenistán, Afganistán, Pakistán y la India mediante un oleoducto de 1.814 kilómetros. La construcción comenzó en diciembre de 2015, pero el tramo que atravesaría al territorio afgano está inconcluso.

Putin tiene pocas opciones para resistirse cuando las proyecciones de su economía son trágicas. La caída de su Producto Interior Bruto (PIB) alcanzará 30% este año mientras la inflación rondaría entre el 18% y el 20%. Productos importados como teléfonos comenzaron a escasear en el mercado ante la suspensión de las exportaciones de Xiaomi y Lenovo hacia Rusia y según datos de El País, Taiwán, el mayor exportador de microchips del mundo vetó el envío a Rusia de los que superen los 25 megahercios, la aerolínea Kamchatka redujo sus vuelos por no poder arreglar sus Cessna y RhZD, la compañía ferroviaria rusa, suspendió varios trenes de alta velocidad después de que su fabricante, Siemens, cancelara su mantenimiento. Ni Boeing ni Airbus están despachando piezas.

Relaciones peligrosas

El talibán también parece claro en sus intereses con Rusia. Dos días después de toma el poder el Kabul se reunieron con el embajador ruso a Afganistán, Dmitry Zhirnov y éste dijo que no había visto evidencia de represalias o violencia.

En abril, Putin les entregó la embajada afgana en Moscú y aceptó a Yamal Gharwal como representante diplomático del movimiento fundamentalista. Desde entonces, Said Tayeb Jawad, representante del gobierno del expresidente exiliado, Ashraf Ghani quedó relegado.

Gharwal es afín a Putin. Asegura que las sanciones impuestas contra Rusia no afectan los planes de desarrollar cooperación económica con el Kremlin. «No notamos cambio alguno. Estamos cooperando como antes y lo seguiremos haciendo».

Sin embargo, Kabul tiene poco para ofrecer. El país vive una escasez aguda de efectivo ante las restricciones para administrar los bancos y pagar salarios por el congelamiento de las reservas del banco central afgano. Su economía es precaria mientras el desempleo y los precios de los alimentos aumentan.

De hecho, para Naciones Unidas, el 97% de los afganos está en riesgo de pobreza extrema.  El jefe de la Delegación del Comité Internacional de la Cruz Roja, Eloi Fillion muestra a través de su Twitter las ventas de enseres domésticos en Kabul para sobrevivir, “ganar dinero y poner comida en la mesa”.

Rusia avanza con estas relaciones en un laberinto sin retroceso. Permitió al talibán adherirse al «Formato Moscovita» -reuniones que desde 2017 encabezan Rusia, EE UU, Pakistán, China,  Irán e India- para exigir que Washington y sus aliados de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) asuman la reconstrucción del país.  Ahora sólo queda seguir con la incertidumbre de todo ello lo vuelva presa del Daesh, y termine siendo parte del proyecto del califato. Su catástrofe sería inevitable.

Fuente: Sistema Integrado de Información
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