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Otro zarpazo: Daniel Ortega retira la nacionalidad a 94 nicaragüenses en el exilio
La medida se da una semana después de que Nicaragua liberara y expulsara a Estados Unidos a 222 opositores, a los que también retiró la nacionalidad. Entre los más recientes afectados están los escritores Sergio Ramírez y Gioconda Belli, periodistas como Carlos Fernando Chamorro, religiosos, opositores, defensores de los derechos humanos e incluso antiguos líderes sandinistas.
Un nuevo golpe de Daniel Ortega y Rosario Murillo contra personas críticas con su Gobierno. Este 15 de febrero, el Tribunal de Apelaciones de Managua falló en favor de despojar de la nacionalidad nicaragüense a 94 personas por lo que considera “traición a la patria”. Es la segunda vez que la Administración nicaragüense utiliza este método en una semana, después de que liberase a 222 presos políticos y los expulsara del país retirándoles su nacionalidad.
La lista publicada involucra a importantes nombres de diferentes campos en Nicaragua. Los más conocidos son los de los escritores Sergio Ramírez, ganador del premio Cervantes y de la poetisa Gioconda Belli. Pero la lista se amplía con periodistas como Carlos Fernando Chamorro o Wilfredo Miranda, religiosos críticos con el régimen como Silvio Báez o defensoras de los derechos humanos como Vilma Núñez.
Esta estrategia ataca así a personalidades influyentes que en algún momento huyeron de Nicaragua y que el Gobierno Ortega-Murillo considera “prófugos de la justicia”.
Además del despojo de su nacionalidad, una medida que tiene un valor más simbólico que real, se les confiscó todos los bienes y propiedades que estas personas tuvieran en Nicaragua como método de “cobro” de la deuda contraída por el Estado.
Muchos de los afectados se han pronunciado en redes sociales tildando la decisión como un ataque más de Ortega y calificando la confiscación de sus bienes como un “robo”.
Entre los afectados no solamente había personas cercanas a la Iglesia católica o a la oposición, sino que también había miembros que en un pasado lucharon junto a Daniel Ortega en el Frente Sandinista, trabajaron para él o tuvieron una relación cercana con el matrimonio que gobierna Nicaragua.
Algunos ejemplos de esto son Sergio Ramírez, quien fue vicepresidente de Nicaragua bajo el primer gobierno sandinista que hubo en la nación entre 1979 y 1990 y que fue mano derecha de Ortega durante años. También los exguerrilleros Luis Carrión y Mónica Baltodano o el exmagistrado de la Corte Suprema de Justicia y padrino de la boda de Daniel Ortega y Rosario Murillo, Rafael Solís.
El despojo de estas nacionalidades fue adjudicado por el juez Ernesto Rodríguez, quien justificó su decisión en base a la ley especial que regula la pérdida de la nacionalidad nicaragüense y que fue aprobada de forma rápida el jueves 9 de febrero. Una cuestión que hace pensar que en el futuro pueda volver a usarse contra personas que permanecen en el exilio.
El tándem Ortega-Murillo continúa con los ataques a cualquier tipo de voz disidente
Lo anunciado este miércoles es solo un capítulo más de un proceso que se lleva repitiendo durante los últimos años y que, cada vez, afecta a más personas en Nicaragua, con independencia de si son miembros de la oposición o no. El Gobierno de Daniel Ortega lleva en el poder en Nicaragua desde el año 2007 de forma ininterrumpida y se ha tornado extremadamente autoritario desde las protestas que sacudieron a esta nación centroamericana en 2018.
Estas protestas marcaron un antes y un después en Nicaragua. El Gobierno respondió a los reclamos de miles de personas que salieron a las calles con una violencia desorbitada que dejó centenares de fallecidos y detenidos, la mayoría de ellos estudiantes universitarios y que acentuaron la represión a diferentes niveles del estado nicaragüense.
El Gobierno de Daniel Ortega se ha convertido en un régimen familiar en el que sus allegados más cercanos obtienen beneficios, pero en el que se ha ido eliminando sistemáticamente a cualquier tipo de voz opositora. Esto va desde la persecución de candidatos políticos contrarios a Ortega a la celebración de unas elecciones presidenciales en 2021 donde prácticamente no tuvo rivales.
Además, esta persecución se ha elevado también hacia el sandinismo. Ortega y Murillo persiguen a antiguos compañeros de partido que lucharon junto a ellos en la revolución contra el antiguo dictador Anastasio Somoza en la década de 1970. Muchos de ellos también gobernaron junto a Ortega en los años siguientes y ahora lo acusan de ser un “traidor” a los ideales sandinistas.
El último foco de resistencia que ha sido duramente atacado en el año 2022 es la Iglesia católica, un reducto habitual de voces críticas que tenía una gran presencia e importancia en Nicaragua. La detención del obispo Rolando Álvarez, una de las voces religiosas más importantes en Nicaragua el pasado agosto motivó numerosas condenas internacionales.
Con EFE y medios locales
