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‘A la alcaldesa le parece lógico cobrar por hacer trancón’: José Clopatofsky

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Trancón Bogotá
José Clopatofsky considera que los cambios en el pico y placa no destrabarán la ciudad.

El director de la revista MOTOR analiza los efectos de las nuevas medidas de movilidad en Bogotá.

No se lee ni oye ninguna opinión favorable de parte de los expertos en movilidad, ni tampoco un sustento técnico de la alcaldía de Bogotá sobre las modificaciones al pico y placa que se vienen. Lo que había era claro, fácil de cumplir, aburrido pero aceptado y equilibrado en los números de las placas afectadas. Lo nuevo perjudica a mucha gente y no destrabará la ciudad, que seguirá regida por una política experimental que no se justifica ni explica.

Partamos de una base que no requiere estudios de ninguna índole. En Bogotá nadie tiene un carro para hacer turismo entre polisombras y contar huecos. Mucho menos para pasar horas leyendo placas en los trancones. Los automovilistas de hoy tenemos carro por necesidad de movilidad pues el transporte público no cubre la ciudad, es malo y peligroso. No hay caso de hacer las distancias largas en bicicleta para una enorme mayoría de personas y en la eventualidad de que eso fuera un deseo o recurso de última palabra para las personas, la inseguridad rampante de la ciudad, el clima, las ciclovías inciertas y las condiciones físicas no son compatibles con esa fantasía de las dos ruedas con la cual equiparan las inundaciones de la capital con los turísticos canales de Ámsterdam.

A la alcaldesa y su corte les parece perfectamente lógico y ético cobrar por hacer trancón

Las obras de la primera línea del metro y la ampliación de unos puentes y los mil y pico frentes de trabajo que, dicen están en operación, son trancones adicionales puntuales en algunas partes a las cuales las personas tienen la opción de ir con su carro o tomar otras rutas pero sus efectos no se pueden sumar como causantes únicos de la epidemia crónica de la movilidad para la cual el pico y placa es un analgésico pediátrico cuando se necesita un antibiótico de largo alcance que evidentemente no lo tiene la administración de la capital.

El sorteo de los turnos que van a poner causará confusión e incomididad.

El sorteo de los turnos que van a poner no tiene mayores efectos en la situación, pero sí perjudica a muchísimas personas que habían acomodado su transporte con los pares y nones y ahora se pueden volcar a la solución de un tercer carro o vender el segundo para paladear la restricción y comprar el que les sirva y así ir en esa cadena cuando su necesidad de movilidad y trabajo lo exijan.

Además, la confusión que eso causa y generará cada vez que ruede el baloto de las placas es una incomodidad absolutamente innecesaria, como lo es el horario de restricción hasta las 9 de la noche que causa traumatismos adicionales en los hogares de los cuales los padres deben salir cinco de la mañana y regresar a las diez de la noche, cuando no tienen alternativas económicas para un segundo carro.

En cambio, a la alcaldesa y su corte les parece perfectamente lógico y ético cobrar por hacer trancón y se ufanan de la cantidad de plata adicional que les ha llegado, que no es el calibre la bondad de la medida sino de la cantidad gente perjudicada que no tiene alternativa diferente de pagar más, y más, y más por moverse.

Lo del carro compartido fue una cosa retórica e inviable por enemil razones de seguridad y solo sirvió para creer un corredor de abuso acerca de un permiso cuya aplicación las autoridades nunca podrían controlar. Si no pueden con las tareas mínimas de organizar e impulsar el tráfico, mucho menos iba a haber policías contando personas en los carros, o cámaras haciendo endoscopias de las cabinas. Fue una idea fallida, traída de otras culturas, que acá no tenía las bases para funcionar decentemente y demuestra que se gobierna ensayando y no estudiando.

Hagan el pico y placa como lo inventen, la densidad del tráfico va a tener unos pocos días de alivio político mientras la ciudad retoma su ritmo y la gente acomoda sus placas. Pero la cantidad de vehículos no va a disminuir ni se van a dejar de matricular carros nuevos, cuyos ingresos sí interesan, pero cuyo tránsito se quiere impedir.

Foto José Clopatofsky

Tener un carro en Bogotá es una necesidad, no un lujo ni placer

La alcaldía debería pensar en que la ciudad no se mueve solo a pie o en cicla y tener claro que ese no es su futuro y trabajar en el presente. Hablan del metro, de una autopista norte ampliada, de puentes y destaponamientos. Pero todo es a cinco y muchos años vista con unos plazos de obra increíblemente largos y, en muchos casos, puros papeles y ruedas de prensa. Entretanto no hay soluciones como mejores cruces, mover ciclovías a los andenes, replantear los tiempos de los semáforos, mejorar el piso al menos de las arterias por lo cual estamos condenados a tratar de movernos en una de las cinco ciudades de peor velocidad urbana del mundo, donde los “avances” se miden en comparendos y en plata de quienes compran y empeoran el trancón.

No habrá alivios en la movilidad con la nueva medida, eso es claro. En cambio sí podrían pensar en algunos gestos amables con quienes pagan colosales cantidades de impuestos por servicios que no reciben como, por ejemplo, en días previos de festivos importantes, que no haya pico y placa al menos en las tardes y la gente pueda viajar a sus destinos sin tener que salir a las nueve de la noche a sobre congestionar las carreteras o que quienes vienen a a ciudad deben esperar esos horarios para entrar y, peor, quienes la deben cruzar para ir a otros sitios, por ejemplo, a los llanos.

¿Qué pasará con los vehículos eléctricos, híbridos y las motos?

¿Nuevo pico y placa podrá solucionar los problemas de congestión en Bogotá? ¿Tiene el suficiente alcance?

Es una medida obsoleta que no cambia de alcances porque el corto plazo la gente debe solucionar su movilidad y para eso necesita el auto . Entonces comprarán un tercero o cambian su carro por el que se acomode. Nadie tiene un vehículo en Bogotá para hacer turismo entre polisombras o leer placas en los trancones. Es una necesidad, no un lujo ni placer.

Si el argumento de la administración para quitar la opción del carro compartido es la evasión, por qué mejor no fortalece los controles antes de tomar esta decisión. ¿Cuáles son las cifras y acciones que respaldan este cambio en la medida?

Era una medida ingenua e hipotética. No tiene la ciudad la capacidad de controlar eso, no hay policía suficiente para la seguridad, mucho menos para estar contando personas en los carros o cámaras para hacerles endoscopias remotas a las cabinas. No es cosa de cifras. Hay que dejar de gobernar contando comparendos.

¿Cuál es el alcance de la nueva medida para autos híbridos y eléctricos? ¿Las matrículas de esos carros también se verán afectados la normativa?

De momento no se conocen normas al respecto en Bogotá. Las matrículas de ningún carro que haya sido homologado para su ensamble o importación por las autoridades pertinentes no se pueden impedir. Es un derecho nacional. Otra cosa es restringir su movilidad en ciertas partes del país, lo cual sí es resorte caprichoso de los alcaldes quienes, de paso, viven felices con esos recaudos.

 

Las motos son un fenómeno social por empleo.

Las medidas de pico y placa nuevamente afectan solo a los carros particulares. ¿Por qué no se toman medidas con respecto a las motos? Y de hacerlo, ¿qué efectos tendría en la movilidad?

Les tienen pavor por su poder de protesta. Las motos son un fenómeno social por empleo, movilidad individual y familiar, servicios, alternativas de movilidad ante la insuficiencia del transporte público, etc. Simplemente calculen que si pusieran un pico y placa a las motos y por decir, 250 mil personas deben buscar buses, dónde los acomodan?

¿Es cierto que varía el costo del pico y placa solidario según el impacto ambiental que cada vehículo genera?

Eso no existe técnicamente en Bogotá, es carreta. Lo hacen por modelo según les aparece en las matrículas cuando se paga esa exención.

¿Esta nueva medida podría dinamizar el mercado de los usados? ¿Se reducirían los precios?

La dinámica de los usados no depende del pico y placa sino de las necesidades o gusto de las personas. Si alguien queda perjudicado con las nuevas rifas de números de placas, solucionará su problema cambiando un carro, comprando un segundo o un tercero y vendiendo el afectado. Pero eso no modifica el número de usados que existen, solo cambian de usuario. En el caso de que crezca la demanda, suben los precios de los usados pues los vendedores pueden aprovechar la necesidad de los perjudicados con la nueva forma de la restricción.

Por qué los conductores no se asocian en protestas, como lo hacen los moteros, para protestar por las decisiones tomadas por la Secretaría de Movilidad.

Esa es una tormenta que los gobiernos distrital y nacional están fabricando y algún día estallará porque la paciencia del ciudadano se está saturando con tantas restricciones, impuestos y muy floja retribución. Lo que pasa es que hay unas personas que tienen mayor tolerancia y confían en que las medidas de los gobiernos sean racionales, amables y productivas. Esa copa está bastante llena. Lo que sucede es que un bloqueo o protesta de particulares es de alguna manera un autogol porque son los más perjudicados. Pero sí deben tener voceros de peso y estar en las mesas donde fabrican estos inventos. El sector del automóvil en general es de una importancia enorme en todos los aspectos del país y desafortunadamente no tiene quién lo defienda. Acá hay gremios hasta para la miel de abejas y el automóvil no tiene un representante.

Fuente:

JOSÉ CLOPATOFSKY
Director de MOTOR

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